Muchos somos los que en estos días andamos agobiados por distintos motivos (a menudo por motivos contrapuestos, que las mismas circunstancias a unos alegran y a otros irritan). Entre mis pares de aquí y de allá percibo un singular nerviosismo mientras se preguntan, ¡oh tiempos de tribulación!, cómo puede ser que el terrorismo sea tan terrible y que los estados dedicados a combatirlo sean a menudo tan terribles también; cómo cabe que Bush sea tan bestia y gane terreno y que Kerry sea tan soso y retroceda; cómo se puede admitir, en fin, que la opinión pública española no haya reaccionado con mayor contundencia ante los sapos que le han hecho tragar en los últimos años... Si a ello añadimos detalles tan cucos como la deriva que ha tomado la telebasura merced a sucesos como la muerte de Carmina Ordóñez, que en paz descanse, o como el fenómeno (igualmente televisivo) de esos ciento y muchos miles de jóvenes españoles abarrotando el casting de Gran Hermano , el desasosiego intelectual de las gentes más sensibles esta justificado.

A un servidor también se le hacen huéspedes las neuronas cada vez que se pregunta quién y cómo ordena el territorio aragonés y en particular los apartados medioambiental y urbanístico, quién y cómo piensa en nuestro futuro como Comunidad... En fin, esas incógnitas sempiternas que en realidad no lo son tanto pues a nadie se le oculta la naturaleza de las manos que nos mecen la cuna, las inversiones... y el solar.

Pero al mismo tiempo les confieso que cuando el vértigo degenera en mareo a mí me da por tranquilizarme (será por llevar la contraria) e intentar tranquilizar a mis próximos. Me paro a pensar y concluyo al fin que estos tiempos tampoco parecen peores que los precedentes. Si no lo creen, cojan ustedes una enciclopedia y repasen lo que hubo en España y en el mundo en los años Treinta y Cuarenta o en otras décadas incluso más próximas. Lo que pasa es que hoy somos más conscientes de las catástrofes porque los medios de comunicación nos las sirven en directo y a domicilio. ¿Y no es éste conocimiento el primer y necesario paso para que nos determinemos a cambiar las cosas?