La rotonda de la MAZ se ha convertido en un "problema añadido" para los transportistas aragoneses, cuya actividad se ve muy condicionada por la inexistencia en Zaragoza de rondas de circunvalación totalmente terminadas, según denuncia la asociación Tradime, que agrupa a un millar de chóferes de vehículos pesados.

"La glorieta de la autovía de Huesca es un auténtico despropósito", afirma tajantemente Javier Barbero, presidente de la entidad profesional. "Está a menudo atascada y los camiones más grandes tienen muchas dificultades para atravesarla porque ocupan un carril y medio", denuncia Barbero.

Desde que la rotonda entró en servicio el pasado mes de diciembre, "se han producido varios roces y golpes entre vehículos pesados porque, pese a tener dos carriles, no caben bien dos vehículos pesados en paralelo", señala el responsable de Tradime.

OTRAS SOLUCIONES Para los camioneros, la construcción de la glorieta de la MAZ "es un disparate", comenta Barbero. "Nuestros socios nos dicen que, habiendo otras soluciones perfectas, como un paso inferior o superior, se haya optado por una obra que crea muchas complicaciones al tráfico rodado", añade.

El presidente de Tradime reconoce que el futuro vial de acceso norte a Zaragoza, que unirá la Ronda Norte con la A-23 más allá del barrio de San Gregorio, "puede que descongestione la entrada por la autovía de Huesca".

"De todas formas, veremos cuándo está hecho ese nuevo vial", desconfía el representante de los camioneros, para quien la autovía de Huesca "es actualmente una autovía y debe ser tratada como tal, aunque los planes futuros del ayuntamiento pasen por transformarla en una vía urbana".

"Es cierto que la glorieta ha eliminado los accidentes con víctimas mortales y muy graves, pero, a cambio, se han multiplicado los choques con daños de chapa y heridos leves, lo que demuestra que dista de ser la solución ideal", concluye Barbero.