A la tercera fue la vencida. El tranvía de Zaragoza inicia hoy su primera huelga en el servicio después de siete años de explotación (desde abril del 2011). Las desaveniencias entre la dirección de Tranvías Urbanos de Zaragoza, la operadora de la línea, y los representantes del comité de empresa esta vez fueron insalvables y no pudieron evitar en su reunión en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA) que comiencen los paros parciales a las 8.00 horas. Serán cuatro horas diarias, dos por la mañana (de 8.00 a 10.00) y dos por la tarde (de 19.00 a 21.00), de todos los martes, jueves y sábados hasta el próximo 7 de abril, cogiendo de lleno la Semana Santa.

«Tienen patente de corso y quieren seguir teniéndola». Así de contundente se mostraba el comité al finalizar las casi siete horas de reunión en el SAMA para referirse a la actitud de la dirección, a la que culpan de que finalizara sin acuerdo. «Se han sentado porque les hemos obligado, pero realmente no tenían intención de llegar a ningún entendimiento», aseveró. «No quieren implantar los cuadros de marcha que cumplen el convenio, no quieren poner plazos para facilitar el control de los horarios y los descansos, ni poner medidas provisionales, y tampoco acondicionar la caseta a final de línea», argumentaron desde el comité. Ni un acercamiento se logró.

«Pedimos más control de los horarios y los descansos por la propia seguridad del usuario, no solo por la salud del conductor», apostilló el comité. Por parte de la dirección, nadie ofreció valoración alguna al desacuerdo y al inicio de la huelga.

UNA «BARBARIDAD»

Los representantes sindicales, además, también mostraron su malestar con el ayuntamiento, que una vez más se vio obligado a decretar los servicios mínimos antes incluso de que ambas partes se sentaran a hablar en el SAMA. En esta ocasión, decidió fijarlos en el 50% de media y soliviantó al comité. «Es una barbaridad. En las fiestas del Pilar podíamos entenderlo porque hay mucha gente, pero ahora nos parece un abuso», afirmaron. Se trataba de un promedio, que varía en función de los horarios de mañana, de tarde, de sábados o de festivos como el Jueves Santo, que entran en el calendario de paros. Un porcentaje que se justificó con «la perspectiva de garantizar, armonizar y respetar al máximo tanto del derecho de huelga de los trabajadores como el derecho al funcionamiento de los servicios públicos que tiene el conjunto de la ciudadanía».

Se aplicaba un promedio más próximo al de otras ocasiones y trataba de sortear las críticas que surgieron en la anterior convocatoria de huelga, en febrero, cuando llegó a ser del 100% en puestos que se consideraban claves para el funcionamiento de la línea. Entonces, como en octubre, se abortaron in extremis los paros. «Se pretende que sean los suficientes para gestionar la línea en condiciones de seguridad y resolver, aún con dificultad, las posibles incidencias que se puedan producir», apuntó el consistorio.

Aún así, las principales afecciones se producirán en días laborables, al duplicar la espera en la parada, de 5 a 10 minutos, y alcanzará máximos de hasta 30 los sábados a primera hora y el Jueves Santo por la mañana.