Los hábitos cambian y el sector funerario no está exento. Sucedió en el 2007, cuando comenzaron a producirse más incineraciones que inhumaciones, alterando así una costumbre muy arraigada. Este año, por ejemplo, el cambio de tendencia que se ha producido en el zaragozano cementerio de Torrero se ha producido en los traslados de restos, que se han reducido un 61% respecto al primer semestre del año pasado. Se ha pasado de los 1.251 registrados entre enero y junio del 2018 a los 483 de los primeros seis meses de este año. No obstante, en el segundo semestre del año tan solo hubo 527 traslados.

MOTIVOS

Desde el ayuntamiento explicaron que este descenso considerable está directamente relacionado con el plan de choque para liberar nichos que se realizó el año pasado que disparó el número de traslados a la fosa común, una cifra que nada tiene que ver con la de este curso.

Según los datos facilitados por el consistorio, el 70% son dentro del propio camposanto de Torrero con restos que se reagrupan en el mismo nicho, que se llevan a un columbario o que acaban en la fosa común, aunque también hay muchos casos en los que los familiares optan por trasladar al fallecido a su lugar de origen o a otra localidad por apego sentimental, lo que supone el 30%. Hay que tener en cuenta que para que se pueda producir una reagrupación, los restos tienen que llevar cinco años enterrados.

La cifra es muy inferior a la que se venía produciendo en los últimos años. El año pasado se realizaron 1.778, mientras que en el 2017 fueron 1.169. Estos número no tienen nada que ver con los años previos a la crisis, donde el ejercicio más llamativo fue en el 2002 con 918 traslados, en una franja de años, la del 2000 al 2007, en la que se promediaban unos 700 casos.

Las exhumaciones registradas en los últimos años afectaron directamente en el número de traslados, muchas de ellas para llevar restos a la fosa común. En el 2017 hubo 622, una cifra muy similar se repitió el año pasado.

También afectó el proceso de regularización de tumbas y nichos que se inició hace más de cuatro años para detectar concesiones no renovadas o con titular desconocido o ilocalizable, que permitió liberar muchas de estas unidades de enterramiento para ponerla a disposición de la ciudadanía. Este proceso acabó con varias renuncias de concesiones.

Por otro lado, en lo que va de año se han producido 1.727 incineraciones, un 8% más que en el primer semestre del 2018, y 1.281 entierros, apenas un 1% más. Como sucede desde el 2007, son más las cremaciones que se realizan en el cementerio, representando el 57% del total. Este giro en la tendencia se debió a un cambio cultural e ideológico, aunque también influyó la crisis económica, ya que un entierro sale mucho más caro. Esto obligó al ayuntamiento a construir más columbarios.