Un vecino de la capital aragonesa de 42 años aceptó ayer no poder subirse al tranvía y acercarse a él durante tres años por abusar sexualmente de una menor de edad.

Un acuerdo al que llegó este hombre con la Fiscalía Provincial de Zaragoza, después de que una forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón señalara que tiene una merma leve de su imputabilidad debido a que tiene problemas para controlar sus impulsos. No solo no podrá emplear este servicio de transporte público, sino que además ha sido condenado a 2 años de prisión por este mismo delitos.

Los hechos que reconoció este hombre tuvieron lugar en el año 2018 en la parada de Pablo Neruda, en el zaragozano barrio del Actur. En el interior del convoy estaba una joven menor de edad que sufrió tocamientos por parte del ahora condenado. Este zaragozano no tenía antecedentes por hechos similares. El juicio se celebró a puerta cerrada.

MASTURBACIÓN

El pasado mes de septiembre una joven deportista zaragozana narró en su cuenta de Twitter cómo un hombre comenzó a masturbarse junto a ella mientras viajaba en el tranvía de la capital aragonesa. «Nunca he tuiteado cosas de este tipo, pero hoy me veo en la obligación de contar lo que me ha pasado. Esta tarde, iba en el tranvía a entrenar. De pie, con mis cascos, como siempre en el último vagón. Estábamos apretados ya que había bastante gente...». Así comenzaba el hilo abierto por Laura M. en el que explicó el desagradable episodio del que fue víctima.

Laura M. describió que «iba apoyada en la cabina del conductor junto al poste de picar y un poco inclinada de lado. De repente, empiezo a notar unos movimientos extraños detrás mío. Al principio no le he dado importancia, pero la segunda vez, efectivamente, un señor (por llamarlo de alguna manera) de unos 70 años, se estaba haciendo una paja (sí una paja con todas sus letras) restregándose con mi culo». En entradas posteriores detalló cómo al darse cuenta de lo que sucedía empujó al hombre, al que llamó «cerdo de mierda» ante el estupor del resto de viajeros. «La gente obviamente se ha quedado atónita, porque al ser tantos nadie se había dado cuenta. Por eso me he encargado de volver gritarle «A cascártela a tu puta casa». Al menos un par de viajeros reaccionaron con rapidez: «Ipso facto y entre insultos, dos chicos lo han agarrado y lo han sacado del tranvía. Yo me he puesto a temblar».

El acoso sexual en el transporte público es el riego de seguridad número uno al que se enfrentan niñas y mujeres de todo el mundo. De Zaragoza no hay estudios, pero en ciudades como Barcelona una de cada cinco mujeres ha sufrido acoso en dichos espacios. De ahí que el Ayuntamiento de Barcelona hayan puesto en marcha la primera campaña de sensibilización. En países como Japón o México es tal la incidencia de este problema que hay vagones exclusivos para mujeres.