Algunos sólo se atreven a que les asome la mitad de los brazos, cuando los termómetros en Zaragoza ya se acercan a los 30 grados. Pero hay quienes no han tardado en desempolvar los biquinis y los bañadores para ser los primeros en sumergirse en las playas urbanas .

Las 22 piscinas municipales de la capital aragonesa (las urbanas y las de los barrios rurales) inauguraron ayer la temporada de verano con la visita aproximada de 4.500 usuarios, según informaron los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza. 1.500 personas menos que en la apertura del año pasado, presumiblemente por la diferencia del clima.

"El primer día nunca suele venir mucha gente porque el agua está muy fría", apuntó la encargada del Club Deportivo Municipal de Gran Vía, Marta Labarta, a primera hora de la mañana, mientras ultimaba todos los preparativos con parte de los 30 trabajadores de la plantilla. "Pero los primeros quince días suelen ser los peores porque es cuando la gente se saca los abonos", continuó explicando Labarta.

El ambiente

Hacia las once, el sonido de varios chapuzones petrificadores se mezclaban con el olor de la crema solar. En torno a la piscina grande, se agolpaban unas cuantas pandillas de adolescentes. "Sólo tenemos tres meses y hay que aprovechar", comentó Siria Ortuna, de 18 años, quien estaba acompañada de su amiga Melody Martínez, de 13. "Aquí ya nos conocemos todos y ¡a ligar! Cómo sea como el año pasado...", bromeó Siria, quien se quejó de la subida de los precios de los abonos.

Ramiro Iditia, de 69 años, se dio su primer baño a las diez y media. "El agua está fresca, pero nada más abrir las piscinas, me lanzo", explicó este hombre, casado y con dos hijas, quien desde hace 30 años acude a estas instalaciones. "Da pena marcharse a comer a casa, pero a partir de ahora vendré todos los días. Los jubilados tenemos mucho tiempo libre", matizó.

La piscina de los más pequeños apenas recibió bañistas. Andrea y Leandro, de 3 y 5 años, eran los únicos "valientes" que chapoteaban y jugaban con cubos y palas. "La llegada del verano esta vez ha coincidido con la apertura de las piscinas", comentó la madre del niño. "Se está de cine porque no hay mucha gente, parece que no se sabe que han abierto", añadió.

Pero, hacia las dos del mediodía, y en contra de las previsiones de la encargada de este equipamiento deportivo, se acercaron hasta estas piscinas de Gran Vía 250 personas. "A partir de ahora, por las tardes, esto se llenará, que es cuando vienen clases enteras de estudiantes. El año pasado batimos el récord un domingo de junio", informó Marta Labarta. "Uno de los problema es que hay menores que vienen sin sus padres y la normativa no lo permite", concluyó Labarta.

En un día en el que las piscinas municipales abrían sus puertas, sólo los vecinos de Valdefierro permanecían con los equipamientos del barrio cerrados por una fuga, que los técnicos están estudiando. "Desde el consistorio nos han ofrecido las instalaciones de Oliver", explicó el presidente de la Asociación de Vecinos de Valdefierro, Manuel Moreno. "La comunicación con ese barrio está fatal y nosotros hemos demandado un acuerdo con la DPZ para que podamos acudir a las piscinas del Pignatelli", puntualizó Moreno.