Tres trabajadores de la escuela taller Ricardo Magdalena iniciaron ayer una protesta en el interior del ayuntamiento, sentados en sillas y pidiendo el "trabajo que nos prometieron" hace solo un año. La razón de esta sentada en las oficinas municipales parte del incumplimiento que, amparándose en la nueva ley de bases, se está produciendo con ellos desde el Instituto Municipal de Empleo de Zaragoza (Imefez), ya que en el 2013 se rubricó un compromiso por parte del Gobierno de la ciudad para darles "nueve meses" de trabajo y, en su caso, "eso ya es imposible desde finales de agosto". En mayo se acabó su último contrato y ya no ha habido llamadas.

Lo mismo que a ellos les puede suceder a los empleados de esta misma escuela en la Azucarera, cuyo contrato para programas de formación finaliza este mes, o a las 51 personas que prestan este mismo trabajo de forma discontínua desde hace más de dos décadas. "Queremos que se acabe esta precariedad, porque somos útiles para la ciudad. Nuestros cursos reciben más de 200 solicitudes para 15 plazas", explicaba ayer Miguel Ángel Marco. Junto a él, Julia Royo y Ana Forniés recordaban que "la DGA ha dicho que pueden seguir gestionándolos", que no pueden escudarse en que la competencia ya no es suya.