Hace unos cuatro meses, el 26 de septiembre del 2003, tres hombres fallecían tras inhalar gases tóxicos mientras trabajaban en un colector de Vadorrey. En aquella ocasión, los operarios también bajaron a la arqueta sin el equipo autónomo de oxígeno y sus cadáveres no fueron localizados y rescatados hasta 17 horas después del suceso.

La autopsia de los cuerpos de José Cotoré, Valeriano Larraga y Celso Giovanni reveló que la causa de sus muertes fue la inhalación de hidrocarburos cuyo origen estaría en la fermentación de las aguas residuales. Según las investigaciones, Celso se habría introducido por uno de los conductos para recuperar los conductos de encofrado.

SIN EL EQUIPO ADECUADO Sin embargo, pese a llevar una mascarilla, perdió el conocimiento por las emanaciones, lo que provocó que sus dos compañeros se introdujeran rápidamente y sin protección con el fin de rescatarlo. Ya en el lugar de los hechos, los efectivos de Bombores anunciaron que una mascarilla era "insuficiente" para protegerse de las emanaciones de un colector industrial como el de la Saica.

Un informe del Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (ISSLA) que se dio a conocer el pasado 20 de enero atribuyó el accidente laboral a que los obreros fallecidos no contaban con el equipo necesario para trabajar en un conducto con presencia de vertidos tóxicos y a que no existía un procedimiento adecuado de actuación para este tipo de cometidos.

Sin embargo, aún no se conoce el informe realizado por la Inspección de Trabajo que, una vez esté finalizado, deberá remitirse al Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza donde se está siguiendo el caso para depurar posibles responsabilidades.

En los trabajos que se realizaban en el colector de Vadorrey estaban implicadas tres empresas privadas: la papelera de la Saica, la empresa Río Valle y SGS.