Una tromba de agua que descargó con fuerza en Zaragoza poco antes de las cinco de la tarde de ayer provocó numerosas inundaciones en diferentes puntos de la ciudad, desbordó al servicio de Bomberos y de la Policía Local a base de alertas procedentes de diferentes distritos de forma simultánea. El aguacero paralizó también la circulación del tranvía entre el Campus Río Ebro y la Academia General Militar, en Parque Goya, desde las 17.15 a las 20.03, debido a que un paso inferior quedó inundado.

La tormenta, que dejó casi 30 litros por metro cuadrado acumulados en algo menos de media hora, afectó sobre toda la margen izquierda del Ebro, donde fue preciso cortar la circulación por varias calles debido al agua que quedó estancada en la calzada. Se vio especialmente afectada la intersección de la avenida José Atarés con la ronda de Boltaña, que hubo que cortar.

En el centro, la cortina de agua, que en algún momento llegó acompañada de granizo, provocó la caída del andamio montado en una fachada en obras en la calle María Lostal, sin que se produjeran daños personales, pero sí en varios vehículos aparcados. Por precaución, se suspendió la programación prevista para la tarde y la noche de la fiesta de las culturas organizada por Zaragoza Diversa en la plaza del Pilar.Y a suspender la Cincomarzada, rebautizada como 27mayada. Porque las fuertes lluvias, al igual que el pasado 5 de marzo, dejaron impracticable el Tío Jorge.

Pero una de las imagenes más llamativas se registró en la avenida de Navarra. Sus seis carriles de circulación se tuvieron que cerrar al tráfico porque la calzada quedó completamente anegada. Con vehículos atrapados en ella, a cuyos ocupantes fue preciso auxiliar, y algunos autobuses viendo cómo el agua se colaba en el interior de sus vehículos ante el asombro de los pasajeros.

Una auténtica balsa como la que se produjo en la Ronda de Boltaña (a la altura del paso inferior de la A-23) y en la calle A del polígono de Malpica, también con vehículos atrapados y con niños en el interior. En el Actur, la avenida de Valle de Broto, frente al parque número 1 de los Bomberos, vio cómo se formaba un charco enorme que obligó a cortar dos carriles de circulación.

40 SALIDAS DE BOMBEROS

La situación, no obstante, fue mejorando a lo largo de la tarde, a medida que las alcantarillas pudieron evacuar el agua sobrante que invadía las calzadas. Pero para entonces, no solo las calzadas evidenciaban los efectos de la fuerte tromba de agua caída. También garajes y bajos comerciales aparecían anegados. O edificios tan transitados como la estación intermodal de Delicias. En su interior se sufrieron múltiples afecciones. Se inundaron algunas galerías interiores, así como parte del párking, al tiempo que se formaban charcos en el vestíbulo y en los andenes, aunque no se vio afectada la circulación de trenes. En la planta baja, la cafetería del vestíbulo de salidas se veía obligada a cerrar por la entrada del agua.

En la estación de autobuses, la caída de grandes cantidades de granizo en poco tiempo bloqueó los sumideros y se acumuló el agua en las dársenas, lo que acabó afectando al servicio. «Los autobuses de algunas rutas llegaban con retraso, pero no ha habido que suspender ningún trayecto», manifestó el responsable de la terminal.

Los accesos a Zaragoza registraron problemas de circulación en los momentos de mayor intensidad de la tormenta, pero no se registraron accidentes graves. Solo fue necesario cortar el acceso a San Juan de Mozarrifar desde la N-330, pero se dio paso alternativo desde la A-23.

Mientras, en Puerto Venecia, en hora punta de un sábado, una tubería del supermercado Hipercor reventó por efecto de la presión del agua y fue preciso cerrar momentáneamente al público la zona de la pescadería para realizar achiques. En la zona de la Expo, también hubo problemas en el hotel Hiberus. El falso techo de una de sus salas caía por la fuerza del agua acumulada.

A última hora de la tarde, los Bomberos de Zaragoza contabilizaban en torno a 40 salidas, la mitad de ellas muy urgentes. La centralita estuvo varias horas colapsada por las numerosas llamadas simultáneas para pedir ayuda por parte de particulares y comunidades de vecinos. Las bajantes de muchos edificios se obstruyeron y también los desagües, lo que provocó la entrada de agua en viviendas, garajes, sótanos y patios. Fueron innumerables las caídas de ramas de árboles en calles y parques. Y en Santa Isabel cayó abundante granizo.