El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto por segundo año consecutivo a usar la mayor cita de la diplomacia global para marcar, defender y promulgar su política aislacionista. "Rechazamos la ideología del globalismo, abrazamos la doctrina del patriotismo", ha dicho este martes en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

Por motivos que la Casa Blanca no ha aclarado, el presidente estadounidense ha llegado con retraso a la sede de la ONU desde la Torre Trump. Pero la ligera demora en su intervención no ha alterado el mensaje, el mismo con el que construyó su campaña, con el que llegó a la Casa Blanca, con el que ha hecho política durante casi dos años y con el que ya se presentó en la cita de 193 naciones el año pasado. Este martes ha cobrado forma en frases como: "Estados Unidos no os dirá cómo vivir, trabajar o rezar, solo pedimos que a cambio respeteis nuestra soberanía".

in disculpas

La intervención ha estado plagada de defensa de sus políticas unilateralistas y de pasos dados y anunciados que debilitan, precisamente, la cooperación global. Trump, por ejemplo, se ha reafirmado en las políticas proteccionistas que han abierto guerras comerciales con China y, aunque más débiles, también importantes con aliados como la Unión Europea, Canadá o México. “No seguirán aprovechándose de EEUU”, ha dicho en un momento. "EEUU nunca se disculpará por proteger a sus ciudadanos, siempre actuaremos en nuestro interés nacional”, ha declarado también.

De boca de Trump también han salido justificaciones para sus restrictivas políticas de inmigración y sugerencias de apoyo a países que siguen la misma línea de endurecimiento de fronteras. Ha usado su discurso para aplaudir dos veces a Polonia, también a Arabia Saudí (llegando a sugerir que el reino busca “avenidas” para acabar con la guerra en Yemen) y a Israel. Y lo ha hecho en la misma intervención en que ha justificado su decisión de abandonar del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y ha redoblado sus ataques al Tribunal Penal Internacional.

Trump ha anunciado también que pretende recortar aún más las contribuciones económicas a la organización, adelantando que no superará el 25% del presupuesto de las misiones de mantenimiento de paz, y también la ayuda internacional. Y tras informar de que el secretario de Estado, Mike Pompeo, va a revisar esas contribuciones y ayudas ha avanzado: "En el futuro solo vamos a dar ayuda a quienes nos respetan y sean, francamente, nuestros amigos".

Risas

Tanto sus palabras como sus acciones muestran que la ONU y sus ideales no casan con la agenda nacionalista y patriótica de alguien que se entrega mucho más a negociaciones bilaterales y acciones unilaterales que a la diplomacia global. Pero Trump también adora la atención y una ocasión como el discurso ante la ONU le da toda la del mundo. Y ante la audiencia global había arrancado haciendo un repaso de los "progresos extraordinarios" que supuestamente ha logrado su Administración en términos de política nacional, especialmente en terreno de economía y empleo. Pero también ha escuchado risas, poco habituales en el debate general, al entregarse a su habitual grandilocuencia.

El hombre que tituló uno de sus libros El arte del acuerdo ha presumido también de sus negociaciones bilaterales. En especial ha destacado la nueva relación iniciada con Corea del Norte, el país al que desde el mismo escenario amenazó con la “destrucción completa” hace 12 meses y a cuyo líder, Kim Jong-un, ahora aplaude por su "valor". Ha admitido, al menos, que “aún queda mucho trabajo por hacer” y ha advertido que "las sanciones seguirán en pie hasta la desnuclearización".

Irán y Venezuela

Si con Pyonyang las cosas mejoran, o al menos pueden hacerlo, empeoran con Irán. Trump ha usado su intervención para volver a acusar al país de ser "el mayor patrocinador del terrorismo", ha acusado al régimen de corrupción y represión de su pueblo ha defendido la ruptura unilateral del pacto de 2015 que frenó el programa nuclear militar de Teherán (que ha calificado otra vez de "horrible") y la reimposición de sanciones.

Venezuela ha sido la otra gran diana de Trump. Su Administración ha anunciado minutos antes de su discurso nuevas sanciones y en la intervención Trump ha pedido la "restauración de la democracia" en el país, usando el ejemplo de Caracas para pedir que todos los países "deben rechazar el socialismo y la miseria".