Calculan que llevan a sus espaldas unos seis millones de cigalas de la huerta (célebres ajos tiernos que son santo y seña del lugar). Tres generaciones de evolución para los 75 años de Casa Pascualillo, que se sintieron ayer en todo el Tubo zaragozano. No cabía un alfiler entre croqueta y jamón. Como sonido de fondo, la Banda del Canal (con Míchel Zarzuela y compañía). Guillermo Vela recordó a sus abuelos maternos, Pascual Álvarez y Bruna Enrique, primera generación del lugar. La segunda fue su padre. Él y su mujer, Teresa Blasco, la tercera... Y lo que queda. Tienen mucha cuerda...

Ayer, celebraron esta fiesta junto a su hija, Teresa Vela, a lo mejor de su equipo (con Sergio Esteban al frente)... Y a muchos amigos que tienen su casa en este pascualillo, que ha sido refugio de escritores, poetas y políticos. No faltó nadie. Cada esquina era una foto y un corrillo con el que conversar y ponerse al día.

Por un lado, el expresidente del Zaragoza, José Ángel Zalba, con el juez decano, Ángel Dolado. Por el otro, el exconsejero Gonzalo Arguilé, conversando con amigos varios. Se cruzaban Arturo Almuzara y Vicente Gracia, de la Federación de Comercio. Hubo muchos populares de ahora y de antes, desde José Luis Santacruz al consejero Antonio Suárez. Y una mezcla de artistas, como Paco Simón, arquitectos, como Daniel Olano, hombres de ley como Carlos Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía... Y hasta aristócratas, como Pedro San Cristóval (que sí, con "v"), teniente del Rey de la Real Maestranza de Zaragoza.

Todos saludaron a Guillermo Vela y a los suyos. Recordaron hasta sus tiempos de marino mercante (antes de que, como las cigalas, cambiaran mar por huerta). Recuerdos que lucían como pintura de José Luis Garcés sobre una pared. Él les agradeció la compañía con ese cariño que nunca falta en el lugar. 75 años de pascualillo. Que cumpla muchos más.