Fue el dueño de Bodegas Almau, Miguel Ángel, el primero que levantó la voz tras las aglomeraciones vividas durante el fin de semana en El Tubo. Las imágenes y vídeos que corrieron por las redes definieron la nueva situación de la zona hostelera más reconocida de Zaragoza, donde ha cambiado el público, el número y las formas. Tanto lo han hecho que de las 507 multas que se pusieron entre el viernes y el domingo, «aproximadamente la mitad» fueron en El Tubo, confirman desde el ayuntamiento. Hubo 12 en terrazas y veladores, por licencia, horarios, etcétera; 8 en establecimientos públicos por incumplir distancias, consumir en la barra...; 23 individuales de botellón; 8 sin especificar; y 458 de las denominadas de salud pública, es decir, las que se entienden de responsabilidad personal.

«A las 11 de la mañana ya empieza a venir gente. Es que madrugan para coger sitio. Y ya entonces comienzan a beber», dice Almau, que explica que son grupos enormes, «de 16, 20 o 35 personas, que se conocen todos y se van colocando por los diferentes establecimientos» donde encuentran sitio. «Hay gente que no se corta un pelo y hace el botellón en nuestros veladores. La cosa ha ido creciendo sin parar desde la Navidad y eso hay que frenarlo, nos da miedo que nos repercuta a nosotros».

«Aquí ya sabemos todos cuáles son los locales que incumplen, que son tres. Pero lo que más nos extraña, porque es algo a lo que no estábamos acostumbrados, es al comportamiento de algunos jóvenes, que se niegan a levantarse e incluso insultan cuando te niegas a servirles. Más de una vez hemos tenido que llamar a la Policía, pero hay que darse cuenta de que no todo vale. Nosotros ya llevamos varias semanas cerrando una hora antes para evitarnos complicaciones. Y aun así hay gente que les dices diez veces que no les vas a servir pero no se levantan», incide Almau, que especifica que la mayoría de la gente es «muy maja, muy educada», y que no están acostumbrados a incidentes e incumplimientos que quieren frenar cuanto antes. Aquí no ha habido peleas ni broncas en la vida, siempre ha sido una zona muy tranquila».

De momento, desde el ayuntamiento no está previsto que haya más refuerzos policiales, aunque se van a seguir haciendo controles en las zonas de ocio. Durante el Puente de la Cincomarzada «recibimos llamadas de hosteleros y vecinos y desplegamos un dispositivo más fuerte. Si hace falta lo volveremos a repetir», explicó la concejala delegada de la Policía Local, Patricia Cavero, que insistió en que «cumplir es responsabilidad de todos».