El sector turístico se ha ido desvaneciendo a lo largo de los últimos días en todo Aragón. La crisis del coronavirus ha cerrado poco a poco todo tipo de establecimientos, provocando un aluvión de ERTES y poniendo en peligro miles de empleos. Los empresarios cruzan los dedos para que esta situación no se alargue demasiado en el tiempo, aunque por supuesto dan totalmente por perdida la Semana Santa y saben que esto puede ir para largo. De hecho, lo que más miedo les da es que cuando todo acabe comience una larga travesía por el desierto ahora que se habían superado las desastrosas campañas de la crisis económica. «Los daños son incuantificables y estamos muy preocupados por el medio y largo plazo porque esto puede volver a generar una recesión», lamenta el presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón (CEHTA), Luis Vaquer.

La situación aún es más grave teniendo en cuenta que la pandemia ha llegado en vísperas de una época muy importante para el turismo de la comunidad. La Semana Santa genera por ejemplo un impacto económico de unos 20 millones de euros en Zaragoza y de más de nueve millones en el Bajo Aragón. El pasado fin de semana ya se suspendieron las procesiones en la capital y el lunes hizo lo propio con todos sus actos la Ruta del Tambor y el Bombo. «Va a ser la primera vez desde la Guerra Civil que la Semana Santa del Bajo Aragón se suspenda, esto es un golpe muy duro porque todos los establecimientos estaban al 100% de ocupación», indica el presidente de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Teruel, Juan Ciércoles.

El anuncio del Gobierno de cerrar todos los hoteles en un plazo de siete días no ha cogido por sorpresa al sector en la comunidad. De hecho, «el 90%» de los hoteles de Zaragoza ya estaba cerrado este jueves, tal y como apunta Vaquer. Ahora algunos de ellos ya están en conversaciones con la administración por si tienen que ser reconvertidos en hospitales o utilizarse para otros cometidos. «En Teruel también se han ofrecido varios, por ejemplo el Isabel de Segura, que está frente al hospital Obispo Polanco», añade Ciércoles.

Además de quedarse sin ningún tipo de ingreso durante todo este proceso, los negocios hoteleros deben afrontar cancelaciones y devoluciones. Algo que también afecta a las agencias de viajes, otro de los sectores golpeados por el coronavirus. De hecho, los ERTES se han sucedido en esta actividad y muchos empleados se han visto obligados a coger vacaciones. «Estamos realizando un esfuerzo titánico ante las anulaciones y también colaboramos para intentar repatriar a los que están en el extranjero», explica el presidente de la asociación de agencias de viajes de Zaragoza, Jorge Moncada.

Piden ayudas para pagar el alquiler

El coronavirus ha tumbado a todo el sector, incluidos cámpings y casas rurales. La práctica totalidad de establecimientos ya están cerrados desde hace días en Aragón ya ahora hacen balance de las pérdidas. «Encima nos ha cogido recién iniciada la campaña, cuando hacemos todas las contrataciones y preparamos las instalaciones», lamenta José Manuel Ferrero, presidente de la asociación aragonesa del sector.

Vaquer, que asegura una avalancha de ERTES, reconoce que las medidas económicas anunciadas por el Gobierno han tranquilizado algo al sector, pero lamenta que son insuficientes. Así, pide por ejemplo que el pago de los alquileres de los locales quede suspendido mientras dure el estado de alarma, como ha hecho Francia. «El problema es cómo vamos a abrir después si arrancamos ya con unos números rojos muy elevados», añade Ciércoles.