Loarre es un caso representativo de cómo el pasado influye, para bien, en el presente. Su castillo del siglo XI, la fortaleza románica mejor conservada de Europa, se ha convertido en un foco de atracción turística que está permitiendo contener la emigración que asuela a tantos otros pueblos de Huesca.

De hecho, en el 2016 rebasó los 100.000 visitantes, una cifra que lo convierte en uno de los monumentos más visitados de Aragón, con lo que eso supone para un pueblo de solo 380 habitantes censados. «Somos el segundo lugar que recibe más visitantes de la provincia, solo por detrás de Torreciudad», subraya su alcalde, Roberto Orós.

El flujo de vehículos que suben al castillo casi no se interrumpe en ningún momento del año, si bien es más intenso en verano. Por eso el Gobierno de Aragón acaba de acondicionar la carretera que lleva a la fortaleza, un tramo de solo 3,8 kilómetros que hasta el 2016 era de carácter local y que desde entonces se ha integrado en la red autonómica, lo que garantiza su mantenimiento, vigilancia y mejora.

Durante años, Loarre había vivido un poco de espaldas al castillo, dedicado sobre todo a la agricultura, si bien existen algunos servicios y negocios dirigidos al turismo, como la hospedería, en pleno centro de la localidad.

Sin embargo, el año pasado alguien tuvo la brillante idea de incluir la visita a la iglesia del pueblo en la entrada que se adquiere para acceder al castillo. En el templo se exponen imágenes y objetos que en tiempos estuvieron en la fortaleza.

«Las ventas han aumentado entre un 30% y un 40% gracias a eso», señala Orós. «Ahora viene más gente al restaurante, la panadería tiene más movimiento y algunos turistas se quedan en los alojamientos», explica.

El incremento del número de visitantes se debe mucho al boca a boca, pero, como señala Orós, detrás de la fama creciente del castillo hay una impresionante difusión mediática a la que no son ajenos los anuncios publicitarios que se ruedan con sus almenas de fondo (no menos de 12) ni las películas a las que ha servido de escenario, en especial El reino de los cielos, del director Ridley Scott y con Orlando Bloom como actor principal, que se estrenó en el 2005.

Con los años, el castillo ha aumentado sus recursos. Se ha dotado de más amplios aparcamientos, cuenta con servicio de guías y ofrece explicaciones con la proyección de documentales que hablan de cómo debió de ser la vida entre sus muros en el curso de los siglos.

Muchos grupos

Eso ayuda a entender por qué, desde hace unos años, el edificio defensivo es cada vez más visitado por grupos organizados, ya sean escolares o personas mayores. De ahí que, en la reciente reforma de la carretera de subida, se hayan ensanchado varios tramos con el fin de facilitar el paso de los autobuses.

De esta forma, a la sombra de su castillo, Loarre consigue salir adelante, lo que no es poco en unos tiempos en que la despoblación amenaza a gran parte de Aragón. Con todo, el turismo no es la panacea, advierte. «La población está envejecida y cuesta mucho asentar nuevos residentes porque no es fácil emprender negocios en los pueblos pequeños», constata. En el siglo XXI, diez siglos después de levantarse la fortificación, la vida sigue siendo complicada en esa parte de Aragón.