Un visitante sin identificar dejó ayer su particular huella en los sarcófagos recién restaurados de Diego e Isabel. Concretamente, decidió dejar su rúbrica sobre el alabastro con el que está construido el mausoleo. Tras percatarse de la gamberrada, los expertos procedieron a borrar la firma realizada con un bolígrafo y a restaurar el daño causado. El autor no pudo ser localizado.