El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, acaba de dar por hecho que las negociaciones del ‘brexit’ no quedarán resueltas durante el mes de octubre, tal y como estaba previsto en el plan inicial de la UE. A su llegada a la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno, que se celebra este miércoles y jueves en Salzburgo, el dirigente ha confirmado que hará falta una reunión extraordinaria para cerrar el trato y que tendrá lugar a mediados de noviembre.

"Me gustaría finalizar en otoño. Por eso en la reunión de mañana de los 27 propondré una nueva cumbre hacia mediados de noviembre", ha anunciado Tusk a su llegada al lugar de la reunión. De momento, no hay fecha concreta. Según fuentes del Consejo, los líderes están tratando de cuadrar agendas pero la confirmación de esta nueva cita extraordinaria corrobora las dificultades a las que se enfrenta el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, en este esprint final hacia la consumación del divorcio.

Las próximas ocho semanas serán, por tanto, claves en el proceso lanzado a raíz del referéndum de salida celebrado por el Reino Unido en junio de 2015. Probablemente la fase más crucial de todo el proceso de divorcio. "Hoy tenemos quizás más esperanza pero hay cada vez menos a menos tiempo. Cada día que queda lo tenemos que dedicar a las negociaciones", ha urgido el máximo responsable del Consejo Europeo.

Todos los escenarios posibles

Y es que, o hay fumata blanca para noviembre o no habrá tiempo material para que los parlamentos nacionales -incluido el británico- ratifiquen el acuerdo antes de la fecha de salida del Reino Unido de la UE, el 29 de marzo de 2019, lo que podría derivar en un ‘brexit’ sin acuerdo. “Son posibles varios escenarios”, ha admitido Tusk sin hablar en esta ocasión de "catástrofe" como alertó n su carta de invitación a los Jefes de Estado y de Gobierno europeo.

Según Tusk, algunas de las propuestas realizadas por la primera ministra británica, Theresa May, e incluidas en el Libro blanco británico, conocido como Plan Chequers, van en la buena dirección, como la disponibilidad para cooperar en política exterior y seguridad. Pero otras cuestiones siguen estancadas y especialmente una que preocupa en Bruselas como es la búsqueda de una solución para evitar el regreso de una frontera dura, con controles fronterizos, entre Irlanda e Irlanda del norte.