La cuarta ola del coronavirus en Aragón todavía no ha terminado, pero sus efectos van mitigándose poco a poco, aunque no todos a una velocidad constante. Es el caso de las ocupación de las unidades de cuidados intensivos, que sigue en un nivel de riesgo alto, por encima del 25% (27,12%), si bien, la comunidad se acerca a a ese límite, lo que podría suponer un nuevo paso en la desescalada. Para el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón este ha sido el indicador que más ha preocupado en las últimas semanas y la consejera del ramo, Sira Repollés, ya manifestó en su última comparecencia pública su extrañeza por el lento descenso que estaban experimentando el número de camas uci ocupadas por enfermos covid.

Así, a día de ayer, todavía permanecían ingresados en las unidades de cuidados intensivos 64 personas en la comunidad, lo que son solo tres personas menos de las que había cuando se alcanzó el pico de contagios de esta última ola el pasado 19 de enero. Fue después cuando las ucis experimentaron su mayor demanda y la semana del 8 al 14 de febrero se superaron los 90 ingresados críticos. Desde entonces, el descenso ha sido pausado, aunque los profesionales que trabajan a pie de cama no se atreven a emitir una sentencia sobre el porqué de esta lentitud.

En Zaragoza, fuentes del hospital Miguel Servet explican que no existe una respuesta concreta a esa pregunta, aunque hay varios factores que podrían influir en este fenómeno. El principal es que los profesionales tienen hoy más experiencia que cuando comenzó la pandemia, por lo que pueden «adelantarse» a según qué situaciones y evitar complicaciones. También se escogen mejor los pacientes que necesitan una cama de cuidados críticos por lo que la capacidad de respuesta ha cambiado.

Asimismo, desde este mismo hospital, el más grande de Aragón, explican que en esta última ola los ingresos en las ucis se han producido «por goteo» y no de golpe como en otras ocasiones, cuando podían entrar en el hospital hasta siete pacientes críticos en un día. «En esta ocasión venía un día uno, otro día otro, otro día ninguno, por lo que por eso ahora también se están vaciando con cuenta gotas», explican desde el centro.

Un tercio son obesos

Otro de los aspectos que ha podido influir es que la edad media de los pacientes críticos ha descendido y los años son «el factor más importante que determina la mortalidad», más que otras enfermedades. Asimismo, un tercio de los ingresados en la uci del Servet por covid padece obesidad, lo que también dificulta los tratamientos y empeora el diagnóstico.

Así con todo, la respuesta a por qué se vacían tan lentamente las ucis no es sencilla, puesto que hay muchas derivadas que pueden interceder en el proceso. Lo que sigue siendo un hecho son los altos índices de mortalidad. En el Servet, el 70% de los pacientes mayores de 70 años que son intubados en la uci mueren.

El doctor Carlos González es el jefe de la uci del hospital de Barbastro y afirma desde la ciudad altoaragonesa que tampoco tienen respuestas concretas a este fenómeno porque además Huesca no ha sufrido tanto esta última ola del covid, por lo que la saturación de los hospitales ha sido menor.

Sí que coincide el doctor González en que la edad media de los pacientes ingresados ha descendido: «Si antes rondaban los 75 años ahora está en torno a los 70 o menos. Ingresan muchas menos personas de 80 años y puede ser por el efecto de la vacunación en las residencias».

Asimismo, el porcentaje de hombres ingresados en la uci por covid es mucho mayor que el de mujeres. «Solo una de cada cinco pacientes son mujeres», afirma el jefe de la unidad de críticos de Barbastro. La mortalidad en estas camas, asimismo, ronda en este hospital el 50%.

En Barbastro, además, así como en otros hospitales aragoneses, utilizan la oxigenoterapia de alto flujo en los pacientes ingresados en planta, un tratamiento que aleja a muchos enfermos de las ucis cada mes. «Eso sí, si el tratamiento no va bien, van directos a la uci a intubar, y antes podían pasar unos días en las unidades de cuidados intensivos antes de que les intubáramos», explica González, que alerta de que la relajación de medidas podría conllevar un nuevo colapso en el sistema sanitario. «Estamos agotados y nos da miedo siempre que tenemos periodos tranquilos porque luego llega todo de golpe. No podemos bajar la guardia», explica González.

La cuarta ola está siendo menos lesiva

La cuarta ola de coronavirus en Aragón todavía no ha terminado, pero por el momento está siendo menos grave que la tercera, la que se dio entre octubre y noviembre. Muestra de ello son las cifras de pacientes que atienden las ucis del hospital Miguel Servet. Si desde el 12 de octubre y hasta el 6 de diciembre ingresaron 58 personas en la unidad de cuidados intensivos por covid en este centro, ahora, desde el pasado 1 de enero han entrado 42. Así, hasta el momento la primera ola sigue siendo la peor, puesto que entonces ingresaron en la uci del Servet 68 personas entre marzo y abril. En cuanto a los contagios, en la segunda ola se sumaron 38.292 positivos más al contador de la comunidad, mientras que en lo que va de año esa cifra se queda en los 29.239. También las muertes han sido menos en esta ocasión, puesto la cuarta ola se ha cobrado, por el momento, 717 vidas, y la tercera mató a 1.041 aragoneses.