Hay un nuevo rincón de interés en Zaragoza: el inmueble de la calle Méndez Núñez 13. Allí vivió el ilustre Santiago Ramón y Cajal, en un discreto edificio de tres alturas, nada llamativo desde el punto de vista arquitectónico, pero sí catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). Hoy viven tres familias que han invertido los últimos nueve meses en arduas labores de investigación y búsqueda de documentación que justificasen el paso de este premio Nobel de Medicina por el edificio. Lo han logrado y el próximo día 26 se colocará una placa informativa en la fachada.

La historia es digna de un bestseller, pero sin asesinatos. "Un vecino encontró una antigua escritura a nombre de Jorja, la hermana de Santiago Ramón y Cajal. Pero como era de Gijón y se marchó a su tierra, fui yo quien recogió el testigo de la información y empecé a buscar en las bibliotecas y los archivos municipales. La única pista que teníamos era la declaración de un doctor, que decía que había vivido en ese punto", explica Pablo Ruiz, uno de los propietarios.

La curiosidad le azuzó y acabó comprando una retahíla de libros sobre la vida de Ramón y Cajal. Así descubrió que el célebre médico había escrito un libro que vendía en su propia casa, en la calle Méndez Núñez 13. "Busqué en los archivos de la Universidad de Zaragoza, también en los del ayuntamiento, donde me ayudó muy diligentemente Elena Rivas, pero no encontrábamos la confirmación que buscábamos. Y así fue como acabamos dirigiéndonos al Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Instituto Ramón y Cajal", relata Pablo Ruiz.

Lo sorprendente fue que, después de tanto tiempo de ardua búsqueda, le respondieron al día siguiente de haber llamado diciéndole que habían encontrado la publicación: Observaciones microscópicas sobre las terminaciones nerviosas en los músculos voluntarios, fechado en 1881. Al día siguiente le enviaron una copia del libro en el que aparecía la fe de erratas habitual en las publicaciones de aquella época y, justo debajo, la alusión a la venta en el domicilio del médico. Los pedidos á su autor, calle de Mendez Nuñez, núm. 13, principal, rezaba el texto impreso en la última página del libro enviado por la responsable de la biblioteca del instituto, María Ángeles Langa.

A partir de este momento comenzó la labor más ardua: convencer al Ayuntamiento de Zaragoza de que el hecho de que Ramón y Cajal viviese en el Casco Histórico merecía una placa conmemorativa. "Nos dirigimos a la Concejalía de Cultura y a la Junta Municipal del Casco Histórico, pero no les interesaba nuestra propuesta. Les entregamos toda la documentación, todo el trabajo hecho y listo para realizar una mínima comprobación y colocar la placa, pero lo único que nos respondían era que ya se tramitaría y que tuviésemos claro que la losa con la leyenda la tendríamos que pagar nosotros con dinero de nuestro bolsillo", recuerda.

Pasó el tiempo y no contestaba nadie desde el ayuntamiento. Cuando telefoneaba, le decían que no sabían nada del expediente. Los vecinos no podían creer que se hiciese tan poco caso a un premio Nobel. Hasta que coincidieron con la teniente de alcalde Carmen Dueso, quien mostró un interés especial por el asunto. "Cuando casi habíamos perdido la esperanza, nos llamaron y nos dijeron que el expediente estaba tramitado, aprobado y con la placa lista. Y gratis", continúa. El día 26 podrán verla todos los ciudadanos de Zaragoza colgada en la fachada del edificio.