Gabriel A. D., el joven vecino de Pedrola que el pasado domingo 25 de febrero fue detenido por conducir 15 kilómetros en contradirección por la A-2 y negarse a realizar el test de alcoholemia, afirmó ayer ante la jueza que no recuerda «nada» de la conducción. «No sé cómo pudo pasar», explicó, teniendo en cuenta que lleva «cinco años de camionero».

Lo que sí reconoció en un juicio rápido es que había bebido, «mucho», la noche del sábado, 24 de febrero, entre cerveza y vino. Ya animado, cogió el coche «para pasar a Fraga, a la discoteca».

A los guardias civiles de Tráfico que tenían establecido un control en la rotonda de Rausán, en Alfajarín, para el que habían cortado los dos carriles en sentido Barcelona, les sorprendió ver un coche pasar. Creyeron que se había saltado los conos, pero vieron que iba en dirección contraria.

Comenzó así una persecución en la que se cruzó con «muchos vehículos articulados». «Nos temimos lo peor», explicó un agente. Iba conduciendo con acelerones, frenazos y apagando las luces, y les despistó dando la vuelta tras entrar en la autopista, pero le interceptaron en Alfajarín. Allí, se negó a pasar el control de alcoholemia, pese a sus evidentes signos de ebriedad. Tenía una actitud «arrogante», destacó un agente, les dijo que no le podían hacer nada, «que podía ser camionero en Polonia o en Rusia». Fue enviado a prisión, donde la Fiscalía pide que pase tres años por estos hechos.