El primer Consejo de Gobierno del nuevo curso político cumplió con la liturgia de fijar el techo de gasto. O lo que es lo mismo, decidir a cuánto ascenderá el presupuesto de la comunidad en el próximo ejercicio. El incremento es raquítico, de solo 20 millones de euros, un 0,4% más que en el 2014. La cifra gruesa de las cuentas de Aragón para el 2015 se quedará en 4.654 millones de euros, frente a los 4.634 del presente. El Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi dice adiós a la legislatura con un repunte pírrico.

Es tan leve el crecimiento que esos 20 millones de más, apenas el 0,4% del presupuesto, adquieren un tono casi testimonial. El PP quería despedir sus cuatro años de Gobierno con un nuevo aumento en las cuentas, pero son tantas las estrecheces y tan ajustada la capacidad de maniobra que apenas si se ha podido subir. El aumento se queda incluso por detrás del que se produjo en este ejercicio, cuando se llegó al 1,03% respecto al del 2013. Fuentes del Ejecutivo admitieron ayer que "no se ha podido hacer más". Y eso que las arcas de la comunidad tendrán cierto respiro: el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá --según las estimaciones del Pignatelli-- un 2%, y además llegarán ingresos extra del Estado de 180 millones de euros.

Aunque claro, hay que tener en cuenta que el déficit del próximo 2015 queda fijado en el 0,7%, lo que obliga a la consejería de Hacienda a seguir reduciendo la partida de gastos, mientras los ingresos continúan sin repuntar. Entre otras cosas porque no se suben los impuestos. En este 2014, el cierre debe situarse en un 1% y la mayoría de las comunidades está teniendo problemas. Aragón no es un excepción. El 0,68% de mayo evidencia las complicaciones. El titular económico del Ejecutivo, Javier Campoy, insistió ayer una vez más en que se intentará, y que el objetivo es no sobrepasar ese 1%.

"Haremos todo lo que tengamos que hacer para cumplir", zanjó ayer Campoy, consciente de lo que se juega con el déficit después del fiasco vivido en el 2013, que se saldó con la cabeza de su antecesor, José Luis Saz. El consejero de Hacienda cree tener la herramienta perfecta para controlar las cuentas de la comunidad. Y en este caso decir cuentas es hablar de gasto. La llamada unidad de control, por la que pasa cualquier partida presupuestaria del Gobierno, le garantiza que ni un solo euro se autoriza sin su visto bueno. Llegado el momento, y si vienen mal dadas, será cuestión de aplicar retenciones de crédito. Está prevista una de 148 millones. Pero podrían ser más llegado el caso.

Campoy augura que no será necesario y ayer aseguró que con la creación de la unidad de control del gasto en el seno del Ejecutivo "se ha frenado en seco" el aumento del déficit, y este "se ha desacelerado".

El control del gasto, sin embargo, tendrá que ser todavía más férreo el próximo ejercicio, cuando el déficit deberá ser de solo el 0,7%. No habrá grandes alegrías en el 2015, año electoral. Más bien al contrario. Los ajustes seguirán primando, pese al repunte de la economía y la mejora de los ingresos.

El Gobierno insistió ayer en que la pauta a seguir será la misma, garantizar los servicios básicos. Los 20 millones de más que tendrá Campoy no darán para grandes inversiones, ni mucho menos. Ayer se resistió a especificar a qué se destinarán. Tendrá que hablarlo también con el socio, el PAR, con el que solo se han producido conversaciones preliminares. Un trabajo, el de eleborar los presupuestos que comienza a partir de ahora y que deberá conducir a la aprobación de las cuentas en un máximo de cinco semanas, según adelantó el consejero de Hacienda, Javier Campoy.