Angel, que si viviera tendría 46 años, era un gran deportista. Le gustaba sobre todo la bicicleta y tenía tres bicis. En la última se había gastado 700.000 pesetas de 1999. Montado en esa máquina salió a dar la que sería su última vuelta, por la carretera de Teruel. Un conductor borracho que iba de lado a lado de la carretera lo embistió por detrás y acabó con su vida a la altura de Botorrita, no muy lejos de Zaragoza.

Como luego se averiguaría, el conductor implicado en el accidente había estado toda la noche de juerga y había consumido abundante alcohol durante la cena y en diferentes establecimientos.

Los padres de Angel, Antonia Aguado, de 79 años, y Angel Castilla, de 80, tienen muy presente a su único hijo, pero se han hecho socios de Stop Accidentes con el objetivo de contribuir a reducir la mortandad en las carreteras.

"Yo no acababa de entender cómo, hasta hace muy poco, no había organizaciones que agruparan a las víctimas de los accidentes de tráfico", afirma Angel Castillo. "Es un problema que afecta a muchísima gente, pues cada año hay unas 5.000 muertes en las carreteras de España, por no hablar de los heridos graves y leves".

"El conductor que atropelló a mi hijo --señala Antonia-- dio positivo en el control de alcoholemia, pero luego, en el juicio, evitó ir a la cárcel, porque le condenaron a un año y le aplicaron la condena condicional. Le quitaron el carnet de conducir durante dos años y eso fue todo lo que le sucedió después de haber matado a una persona".

"Hubo personas que vieron que el coche que se llevó por delante a mi hijo pasaba haciendo eses, e intentaron pararlo, pero cuando lo alcanzaron ya había sucedido todo y no se podía remediar nada", lamenta Antonia.

Sus compañeros del Club Ciclista Actur, los que habían salido ese día con él, también notaron algo raro, que se quedaba rezagado y no les daba alcance. Fueron en su búsqueda y pronto vieron al coche que había invadido el andén y que se llevó por delante a Angel.

Para el matrimonio, Stop Accidentes ha sido una tabla de salvación. "No nos asociamos para tener con quien compartir nuestro dolor, sino para poder concienciar a la sociedad de que es posible actuar contra la sangría de las carreteras, cada uno desde su experiencia, para frenar tantas tragedias", afirma Angel.