Gorka Toffe y Javier Zuriaga habían pasado el fin de semana en Aniñón y regresaban a Bilbao cuando se vieron sorprendidos por el accidente múltiple. Ellos tuvieron mejor suerte que otros implicados y sólo sufrieron heridas leves. "Podía haber sido peor", aseguraba Gorka ya en el hospital Ernest Lluch, en Calatayud. "Un hombre arriesgó su vida al venir corriendo para alertar al resto de automovilistas. Nosotros le vimos y pudimos frenar antes de colisionar".

Pero la dicha no fue completa porque en el acto otro automóvil les impacto por detrás. Dos ocupantes sufrieron contusiones en las cervicales y el coche que les golpeó fue a chocar contra la barrera.

Historias como esta se repetían desde la noche del domingo en el hospital de Calatayud, donde fueron atendidos una treintena de lesionados con heridas leves. Según se iban recuperando regresaban a sus casas o acudían a alojarse a hoteles bilbilitanos, donde ya se habían instalado muchos de los ilesos. Casi una veintena se alojaron entre el hotel Fornos y el Mesón de los Dolores, y 45 en el hotel Calatayud. En este último pasaron la noche David y Begoña con su hija Alicia.

"Sonríe para celebrar que estamos vivos", le decía Begoña a su hija de tan sólo 17 meses a la mañana siguiente. La familia no entendía lo que había pasado. "Todo sucedió de repente, íbamos despacio, pero tuvimos que frenar y el coche se deslizó como si fuera una pista de hielo".

A Pablo y Cristina les sucedió algo similar. "De repente el coche que iba delante chocó y comenzó a dar trompos, sólo pude frenar y girar el volante hacia donde vi más espacio", contó Pablo. "Cuando había conseguido parar y me quité el cinturón, otro coche nos empotró contra el camión que teníamos delante". Ayer no podían ocultar el miedo de aquellos instantes. "Miré a Pablo y vi que tenía una brecha en la frente", recordaba Cristina. "Su cabeza había impactado contra la luna delantera y yo también sangraba y tenía un fuerte dolor en el cuello".