Queda menos de un mes para la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, y el dilema lleva semanas en las conversaciones familiares. ¿Qué hacer con los abuelos en estas fechas, después de un año tan complicado como el 2020? ¿Dejarlos en la residencia confiando en que allí están más protegidos frente a un contagio que pueda producirse durante las celebraciones, o traerlos a casa para vivir una de sus últimas navidades todos juntos? La respuesta no es sencilla y, de hecho. Se trata de encontrar el perfecto equilibrio entre la salud emocional de los mayores y la situación sanitaria en Aragón.

El departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, que regula las visitas y salidas de los centros residenciales de la comunidad, todavía no ha emitido una directriz al respecto, ya que «se están estudiando todas las opciones» a la espera de conocer cuál será la situación epidemiológica en la comunidad en las fechas más próximas a la Nochebuena. «Quedan todavía tres semanas», explican. «Siempre analizamos los cambios en función de la situación epidemiológica, y sí que estamos estudiando si hubiera cambios por este tipo de fechas, pero aún no hay nada decidido y estamos con un análisis previo», explicó el secretario general técnico del Departamento de Ciudadanía, José Antonio Jiménez.

Desde el sector de las residencias reconocen que «la inmensa mayoría de los residentes no van a salir para estas fechas, porque la mayoría son muy mayores y las celebraciones de ese tipo, donde se cena o se come más tarde, no suelen ser muy adaptables a su situación», reflexiona Gustavo García, miembro de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Sin embargo, recuerda la importancia de las visitas en un mes como diciembre. «Otros años, por estas fechas las residencias estaban recibiendo no solo las visitas de los familiares, sino de colegios y asociaciones que venían a cantar y a hacer compañía a los mayores. Eso este año también se ha perdido, y evidentemente lo echan de menos», manifestó. Por eso, aboga por «flexibilizar el régimen de visitas sin relajar en absoluto las medidas de seguridad, que tan bien están funcionando». De este modo, plantea «no hacer más restricciones de las imprescindibles».

Una manera de hacer más llevaderos estos días, asegura García, es «haciendo partícipes a los mayores de la Navidad, por ejemplo, dejándoles participar en la creación de los menús navideños o incluso preguntándoles cómo quieren que se cocine ese plato tradicional. El olfato y el gusto son los sentidos que más tarde se pierden y que más reminiscencias nos traen de momentos felices».

Por ahora, rige en las residencias el documento aprobado en septiembre, que establece la duración mínima de las salidas voluntarias en diez días y permite el regreso siempre que el residente no tenga síntomas ni sea contacto estrecho, y presente una prueba serológica negativa. En las visitas, se permite la entrada de un familiar durante una hora, y con cita previa. Queda por ver si estos parámetros se endurecen o se flexibilizan con la llegada de la Navidad.