La pandemia provocada por el coronavirus pasó a ser la mayor crisis vivida en nuestro país en el último siglo, una crisis sanitaria que ha tenido y tiene enormes consecuencias en los planos económico y social. Nuestras vidas cambiaron porque nunca antes nos habíamos enfrentado a un virus que nos encerró en nuestras casas, nos separó de los que más queremos y que ha causado y sigue causando un dolor y un daño sin precedentes en el último medio siglo en España. Más de 72.000 personas han perdido la vida por este virus, miles de familias han quedado marcadas por la pandemia en este último año.

Esta crisis nos deja heridas latentes, pero también un aprendizaje claro: solo unidos podemos hacer frente a las peores situaciones. Así nos lo demostraron muchos ciudadanos que siguieron en primera línea para que el resto pudiéramos cumplir con las medidas sanitarias. La solidaridad también se extendió como una gran ola que lo cubría todo. Descubrimos a nuestros vecinos, compartimos de ventana a ventana historias y vivencias, y siempre hubo alguien pendiente de aquellos que lo estaban pasando peor.

Nunca podremos olvidar el papel de los profesionales sanitarios que han vivido en primera persona la cara más cruel de la pandemia. También a los trabajadores y trabajadoras de residencias, a transportistas, a empleados de supermercados, y multitud de trabajadores esenciales que han nuestro principal soporte en los peores momentos.

Mientras el silencio y la incertidumbre se apoderaban de las calles vacías, había personas dando lo mejor de sí mismas para que pudiéramos recuperar lo antes posible cierta normalidad. Tengo que hacer una mención especial a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Policía y Guardia Civil no han dejado un minuto de trabajar. De día y de noche, en fines de semana, puentes y Navidades, han velado por el cumplimiento de las medidas sanitarias.

Del mismo modo, nunca estaré lo suficientemente agradecida a las Fuerzas Armadas. Hubo semanas complicadas y situaciones difíciles en muchos puntos de la comunidad y siempre estuvieron dispuestos para actuar en aquello que se les solicitaba. Alcaldes que necesitaban ayuda en la desinfección de una residencia, la instalación de carpas para apoyar centros hospitalarios, patrullas con las Fuerzas de Seguridad o traslado de alimentos y de enfermos.

Y también tenemos que destacar el trabajo estos meses de las entidades locales y sociales. Los ayuntamientos han sido la primera barrera para frenar al virus, los alcaldes y concejales se han dejado la piel para que a sus vecinos no les faltara de nada pese a la complejidad del momento. Las asociaciones han hecho un trabajo sin precedentes para llegar a los más vulnerables, a personas en situaciones de pobreza o con escasez de recursos que han necesitado su ayuda.

La ayuda de la Unión Europea

Pero si esta crisis difiere en algo de otras pasadas es el apoyo de Europa. Los fondos europeos son una oportunidad única para hacer frente a las grandes reformas que tiene pendiente España. Estamos hablando de la digitalización, de una España más sostenible, cohesionada e inclusiva, y con una igualdad real que ponga fin a la brecha de género. Son las directrices del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española, el proyecto de reconversión económica más ambicioso de la historia de nuestro país con 72.000 millones de euros en transferencias directas para los próximos tres años. La tendencia es esperanzadora y los indicadores nos llevan a pensar que la recuperación será una realidad en los próximos meses gracias también al proceso de vacunación.

El Gobierno de España gracias a políticas de ayuda como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, los ertes, o las actuaciones del Instituto de Crédito Oficial, ha podido sostener al tejido productivo y a las empresas. Este mismo viernes, el Consejo de Ministros aprobaba 11.000 millones de euros en ayudas directas a autónomos y empresas de los sectores que peor lo han pasado.

Si algo no ha hecho este gobierno es quedarse de brazos cruzados. Hemos vivido meses difíciles, pero tenemos claro que España necesita un plan de recuperación que aborde los retos de futuro porque esta crisis afecta a varias generaciones y tenemos una deuda, sobre todo, con los más jóvenes. Esa generación que ve como sus aspiraciones y sueños quedan trastocados en medio de una crisis global de la que no se escapa ningún país del mundo y que nos afectad a todos. Muchas familias lo están pasando mal y también otras han visto como tenían que cerrar su negocio. No ha sido fácil para nadie. Ha habido momentos de desesperanza, de angustia y de desasosiego. A los que lo han pasado mal les pedimos confianza porque nuestro compromiso con España y con la mejora de la vida de la ciudadanía sigue vigente. Seguimos trabajando para fortalecer el futuro y para salir de esta crisis sin dejar a nadie atrás.

** Pilar Alegría Continente es la delegada del Gobierno de España en Aragón.