Un hueco insustituible y un gran apego a la vida unen las vidas de Isabel Marías, Esther Paricio y Dolores Bernal. Son tres madres zaragozanas que han perdido a sus hijos en accidentes de tráfico en los últimos años en carretera o en vías urbanas. Sintieron la necesidad de canalizar el dolor hacia la acción en el campo de la seguridad vial y decidieron impulsar en Zaragoza una delegación de la asociación Stop Accidentes. Su mensaje es claro: no hay nada tan importante como para jugarse la vida.

El vacío de Isabel es el más reciente, aunque igual de punzante que el de sus compañeras porque, como afirman las tres, "los hijos son para toda la vida, son insustituibles". La hija de Isabel, Fani, se fue el uno de mayo del año pasado a Salou en coche con su novio, otra pareja y un quinto amigo.

Esa misma mañana Isabel oyó por la radio el aviso de un accidente en Valls. "Pensé sin más: vaya, otro accidente". Por la tarde le llamaron desde Barcelona para decirles que su hija,de 19 años, había tenido un accidente. Estaba muy grave y por la noche falleció, igual que su novio y el amigo.

"Los mossos de esquadra calcularon que la velocidad media a que circulaba el coche era de 186 kilómetros por hora", se lamenta Isabel, que añade que el chico que iba al volante era un conductor novel en su primer año. "Estaban a punto de salir de la autopista. El coche se les fue contra la mediana, dio vueltas y quedó boca abajo", añade. "A 186 kilómetros por hora llevas todas los papeletas para que te suceda algo así", denuncia esta madre. Todavía está a la espera de que se celebre el juicio, pero mientras tanto se indigna de que no se le haya retirado el carnet al conductor.

Como explica Isabel, una pérdida así te cambia la vida. Para salir adelante ella acudió a la asociación Stop Accidentes. "En un primer momento fui porque necesitaba apoyo moral, más que por ayudar yo".

Unos meses antes de este suceso, la hija de Esther Paricio, de 18 años, había salido con su novio y en un cruce de la avenida Madrid un coche -cuyo conductor no tenía sacado el carnet- se saltó el ceda el paso y se estrelló contra el vehículo en el que ambos circulaban. Su hija no pudo salvarse.

Esther está a la espera de juicio. También reclama que conductas de ese tipo reciban una respuesta adecuada por parte de la justicia. Mientras tanto, desde Stop Accidentes participan activamente para reclamar medidas de control más estrictas y una mayor conciencia ciudadana sobre seguridad vial.

Una de las mayores impulsoras de la asociación desde Zaragoza ha sido Dolores Bernal, cuyo hijo murió atropellado en la Vía Hispanidad de Zaragoza en el 2002. "Cruzó en rojo y el coche que circulaba por el cuarto carril no llegó a parar", explica Dolores. Falleció tras un segundo paro cardiaco.

"Los peores días son los primeros, que estás en casa y ya no sabes ni hacerte la comida. Te parece que nunca más vas a volver a reír, como si todo te rebotara", rememora Dolores, que añade: "Y luego sí que vuelves a reír y a disfrutar y a hacer cosas, aunque no a tener la felicidad que tenías".

Los accidentes de tráfico han transformado la vida de estas tres mujeres y desde su trágica experiencia reclaman una cultura de la prevención y la seguridad vial que evite nuevas pérdidas.