Hace siete años Bogdan Brie no hizo caso a las personas que le decían que el papel no tenía futuro y que la tecnología se estaba abriendo un gran hueco en la sociedad y, gracias a su perseverancia, hoy en día ha conseguido ser el dueño y creador de las copisterías más baratas que acumulan largas filas de gente allá donde se instalen. Uno de los miedos que le querían meter a Bogdan era «la tendencia a la desaparición del papel». Algo que desde el minuto uno él descarto y decidió apostar por él y adaptarlo a la nueva sociedad y al nicho que había todavía sin cubrir.

En el año 2013 Bogdan abrió su primera tienda física en la localidad de Huesca y al año siguiente, debido al gran funcionamiento de esta, abrieron otra en Zaragoza que provocó que finalmente cerraran la primera de ellas y sumaran dos más a la capital aragonesa. El responsable web y de expansión de la empresa, Carlos Baquedano, tiene claro cuál ha sido el éxito de la empresa: «tener la capacidad de ser low cost y mantener la calidad y un buen servicio que sea rápido».

En el año 2016 Bogdan se dio cuenta de que para que el papel funcionase la tecnología tenía que ganar más protagonismo y decidió que la venta online iba a ser uno de sus puntos fuertes. Tres años después puede tener claro que hizo lo correcto debido a que desde entonces los envíos no han hecho más que crecer. En el año 2017 hicieron 9.000 envíos, en el 2018, 15.000 y el año 2019 lo cerró con más de 30.000. «En Huesca ya nos dimos cuenta de que la gente se desplazaba desde muy lejos solo para venir a imprimir en nuestra copistería e incluso las personas de las poblaciones pequeñas que se encontraban cerca de la capital oscense venían solo para eso». Fue ahí cuando los envíos se convirtieron en una manera de poder llegar a todo el mundo, sin excepción alguna, explican.

La página web está en continua modificación para que sea «lo más fácil posible de manejar y que sea sencillo comprar y recibirlo en el domicilio». A pesar de que estas copisterías están ubicadas muy cercanas a las zonas universitarias y que sus precios llaman mucho la atención en este sector, Low Cost ha sabido ganarse un hueco en el corazón, y en el bolsillo, de muchas otras personas. «Hacemos muchos envíos a gente que está opositando porque quieren dedicarle el máximo tiempo posible al estudio o autoescuelas e institutos que requieren de grandes cantidades de copias».

Envíos gratuitos

Entre los miles de envíos que hacen, hubo uno de ellos que aún lo tienen guardado en la mente debido a que una persona ordenó una copia, que cuesta dos céntimos, y se le mandó a más de 800 kilómetros.

Esta empresa aragonesa terminó el año 2019 con una facturación de dos millones de euros y para este 2020 el propósito lo tienen claro: «seguir creciendo y llegar a más personas que distan de nuestras copisterías». Uno de los objetivos que Low Cost, la copistería conocida por el símbolo del cerdito a modo de hucha, tiene desde el minuto uno es «llegar a todo el mundo» debido a que entienden que hay mucha gente que requiere de un servicio como este pero vive en municipios más pequeños fuera de las grandes ciudades. «Hemos recibido muchas felicitaciones pero una de ellas nos chocó más porque nos daba las gracias por ayudarle a seguir estudiando al hacerle llegar los apuntes a personas como él que vivía lejos de la civilización y no podían ir a por las copias».

Dos tiendas al año

El objetivo de Bogdan Brie, propietario de la copistería Low Cost, es seguir creciendo, algo que ya está haciendo debido a que añaden «una o dos tiendas al año» y actualmente quieren sumar «dos o tres más a nivel nacional» en ciudades como Valencia, donde aún no tienen ni punto de recogida ni tienda física, y alguna más en Madrid. Actualmente están presentes en Zaragoza, Sevilla, Barcelona y Madrid y seguirán expandiendo sus buenos precios y su servicio.