El 23,1% de los menores zaragozanos entre los 9 y los 17 años son fumadores, según un reciente estudio de la Asociación para la Prevención del Tabaquismo en Aragón (APTA).

La misma investigación ha revelado que los fumadores menores de edad se dividen en tres grupos en función de su grado de adicción al tabaco: diarios (63,5%), de fin de semana (19,8%) y esporádicos (15,2%).

"Pero lo más grave es que el 72% de los niños y adolescentes que ya han entrado en contacto con el tabaco han desarrollado una dependencia de la nicotina", en palabras de Lourdes Clemente Jiménez, médico de familia y miembro de APTA.

"La edad más habitual de iniciación al tabaco es la de los 12 años --precisa la doctora Clemente--, aunque un estudio que hemos llevado a cabo hace poco tiempo en medio centenar de colegios de Zaragoza ha puesto de manifiesto que entre los 4 y los 6 años de edad ya hay niños que han probado algún pitillo, generalmente a instancias de sus familiares, ya sean primos o abuelos".

Estas cifras revelan que la iniciación al tabaco se produce cada vez a una edad más precoz. De hecho, todos los días fuman por primera vez 500 españoles entre 11 y 15 años, de los que en torno a 15 viven en la región aragonesa.

La comunidad autónoma dispone en la actualidad de dos centros públicos de deshabituación del tabaco, el que regenta APTA en el centro de salud del paseo de Sagasta y la Unidad de Tabaquismo de la Facultad de Medicina, ambos en la capital aragonesa.

Además, en gran número de centros de salud los médicos de familia asesoran a sus pacientes en materia de prevención y tratamiento del tabaquismo y "hace un año se puso en marcha un programa pionero para incluir la consulta de tabaco como una prestación de la cartera de servicios", según un portavoz del Salud.

"El problema, al margen de que existe una demora de 6 meses, es que los menores apenas pasan por estas consultas, y si lo hacen es por presión familiar, no por su propio deseo", indica Lourdes Clemente. "Y la primera norma para dejar el tabaco --explica-- es querer dejarlo" .

Para la doctora, que colabora en el consultorio de APTA de forma voluntaria, "las advertencias sobre los males que ocasiona el tabaco que figuran en las cajetillas tampoco son efectivas para frenar la adicción o evitar la adquisición del hábito".

INUTILES ADVERTENCIAS "Esos mensajes del tipo ´Fumar acorta la vida´ --comenta-- no hacen mella en los adolescentes, que tienen la falsa sensación de que controlan su adicción y de que lo que pone en las cajetillas va destinado a fumadores mayores, de 50 o 60 años".

"Para que las advertencias influyeran en los más jóvenes --considera Clemente-- tendrían que hacer hincapié en otras cuestiones, como que el tabaco produce mal aliento, amarillea los dientes y los dedos y reduce el rendimiento deportivo".

"También sería positivo --opina-- aumentar el precio del tabaco, pues se calcula que un incremento del 10% disminuiría en la misma proporción el número de fumadores adolescentes".