El Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido la ejecución subsidiaria del arreglo de la fachada del número 5 de la avenida de Madrid, en cuyos bajos se localiza el emblemático restaurante Casa Emilio, al haber transcurrido dos años desde que se dictara la orden de consolidación y limpieza general del bloque de la confluencia del paseo de María Agustín y la avenida de Madrid. Gerencia de Urbanismo abrió entonces un expediente sancionador por no conservar el edificio en buen estado. Y la promotora en cuyas manos está actualmente la mayoría del bloque, el Grupo Artal, ha actuado solo donde no comparte la propiedad.

De hecho, en el número 5 de la avenida de Madrid hay tres particulares que no han llegado a un acuerdo para vender sus fincas a dicho grupo. Se trata de Casa Emilio (con un 14% de dicho inmueble), toda una institución en la historia de la ciudad; un segundo local en cuya fachada aparece el cartel de locutorio y una buhardilla. Todos ellos resisten a lo que algunos han definido como un caso de mobbing inmobiliario.

El propio Emilio Lacambra, copropietario del restaurante junto a su hermano, aseguró ayer que la carta del Ayuntamiento de Zaragoza la recibió a primeros del mes de agosto y, aunque en ella no consta la fecha exacta de ejecución, las obras, espera, comenzarán antes de que termine el año.

Los hechos se remontan a hace décadas, cuando todo el número 81 de paseo María Agustín, el del antiguo Café Madrid, pasó a manos de una promotora. Desde entonces, y poco a poco, un mismo grupo se ha hecho también con todas las viviendas y locales de los portales 1 y 3 de la avenida de Madrid, y con parte de las del número 5.

Este proceso degeneró en el rápido deterioro de toda esta esquina. Y hasta tal punto llegó la situación de olvido y despreocupación (con atestados policiales incluidos por diversos incidentes acaecidos en el interior del patio y los pisos) que la promotora presentó la petición de declaración de estado de ruina al ayuntamiento. Pero no fue concedida. Al contrario, Urbanismo exigió la reparación de la fachada y el mantenimiento en buen estado del mismo, so pena de un expediente sancionador. Pero la empresa propietaria ha cumplido dicha orden en parte, ya que no ha llegado a un acuerdo con los propietarios minoritarios para arreglar el número 5.

"Qué más queremos nosotros que arreglar esta fachada. Pero no hay manera. Ahora, Urbanismo se encargará de adecentarla y después nos pasará cuánto tenemos que pagar cada uno", añade Emilio Lacambra.

El edificio, de 1889, está catalogado por su interés arquitectónico, por lo que las futuras obras deberán respetar, al menos, la fachada, ya que está sujeto a una normativa legal. Una directriz que, sin embargo, no está tan clara, ya que, en la propia página web de Artal Promociones Inmobiliarias (www.grupoartal.com) puede verse una reproducción virtual de cómo sería el diseño futuro de esta esquina emblemática en el centro de la ciudad. Y puede comprobarse que la intención es subir en altura lo máximo permitido y construir un bloque viviendas moderno y al uso. Sin reminiscencias con lo actual o antiguo.