El arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, quien ha presentado su renuncia al cargo por motivos de salud, ha asegurado que el Ministerio Pastoral exige "la donación de toda la persona" y, aunque está "espiritualmente fuerte" y físicamente no está mal, la situación lo aconseja "por el bien de la Iglesia".

Ureña ha revelado en una rueda de prensa que presentó su renuncia al Papa Francisco, que la ha aceptado, hace unos meses y ha señalado que el estrés, los viajes y los asuntos propios del cargo aconsejan que no ponga en riesgo su salud y que cese porque, además, el próximo 4 de marzo cumplirá "70 marzos".

El arzobispo ha recordado que en los últimos seis años se ha sometido a varias operaciones, entre ellas una de corazón por la que lleva dos "by pass" en las arterias, además de una "seria de próstata" en 2012, que descartó la existencia de cáncer, y otra del menisco de la rodilla izquierda en el último año.

Todo ello da como resultado una situación que, sumada a las exigencias del cargo, hace aconsejable su renuncia "sobre todo, por el bien de la Iglesia", ha insistido.

Tras afirmar que puede haber nuevo arzobispo en enero próximo, su marcha abre un proceso ordinario que pasa por el nombramiento de un administrador diocesano, que será elegido mañana por la tarde por el Colegio de Consultores, formado por doce sacerdotes.

"Mañana por la tarde, habrá un administrador diocesano" que mantendrá la diócesis como está hasta que llegue el nuevo obispo, ha añadido Ureña, quien ha aclarado que si hubiera que hacer nombramientos lo podría hacer llamando al Colegio de Consultores.

Ureña ha reconocido que "han empezado a sonar nombres" para sustituirle, como el obispo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, el turolense Juan José Omella, que lo ha sido también de Barbastro-Monzón, o los obispos auxiliares de Madrid Fidel Herráez y el jesuita Juan Antonio Martínez Camino.

De todos ellos ha destacado su valía Ureña, quien ha mostrado su convicción en que la Sante Sede se esmerará "como siempre" en esta sucesión para Zaragoza, la quinta ciudad de España, y enviará a una persona "experimentada y que haya tenido cargos de relevancia".

Ureña seguirá viviendo en Zaragoza, de momento en el Palacio Arzobispal y posteriormente en un piso que le han ofrecido los canónigos, ha dicho, al tiempo que ha añadido que él pasará a ser "un fiel feligrés suyo".

Desde su asunción como arzobispo de Zaragoza, el 19 de junio de 2005, tras ser nombrado por el Papa el 2 de abril de ese año, ha sido "muy feliz en Aragón" y espera seguir siéndolo "hasta que el Señor" le lleve, ha asegurado.

"Para un valenciano venir a Aragón es una cosa maravillosa porque es venir a su casa", ha enfatizado, tras recordar la renuncia al Papado de Benedicto XVI e insistir en que debería de tener una salud "de hierro", para seguir siendo obispo.

El arzobispo Ureña, que fue ordenado sacerdote el 14 de julio de 1973 en Valencia, desempeñó su labor sacerdotal durante tres años en la parroquia Nuestra Señora del Olivar en Alacuás y obtuvo en Roma la licenciatura y el doctorado en Filosófia Pura por la Pontificia Universidad Angelicum.

Llegó a Zaragoza procedente de la diócesis de Cartagena-Murcia, -en la que había sido nombrado obispo el 1 de julio de 1998-, en sustitución de monseñor Elías Yanes.

Previamente, el 23 de julio de 1991, fue nombrado primer obispo de la diócesis de Alcalá de Henares, obispo de Ibiza, el 8 de julio de 1988, así como administrador apostólico de Menorca entre abril de 1990 y junio de 1991.