La mascarilla ya es obligatoria en espacios públicos en los que no se puede mantener dos metros de distancia interpersonal. Esta orden del Ministerio de Sanidad entró en vigor ayer y establece que su objetivo es minimizar los riesgos en lugares cerrados y públicos con una gran concentración de personas, así como proteger la salud de los ciudadanos.

En la capital aragonesa, la gran mayoría tomó nota y durante la mañana de ayer, este diario comprobó que los viandantes mostraban solo medio rostro. Sin embargo, siempre hay quien se despista y en pleno centro de la ciudad no llevaban mascarilla, pese al numeroso tránsito de personas. Otros pocos la portaban colgando de la mano, «de paseo», y algunos como si no la llevaran, puesto que la tenían colocada en la barbilla, con boca y nariz al descubierto.

«Por el centro la gente la lleva, pero cuando hemos salido de casa, en Parque Venecia, todo el camino era como siempre, había gente que lo llevaba, otros que no, algunos de adorno en la barbilla... Imagino que la gente tardará en concienciarse», comentó la zaragozana Sara Villellas.

Más de 6 años

Esta norma la deben respetar los ciudadanos con 6 años de edad en adelante, aunque se aconseja también en los de entre 3 y 5 años. Algunos niños de esta edad sí que siguen la recomendación, como es el caso del nieto de María Ángeles Ruiz, «él tiene 3 años y a lo mejor no le dejamos que se junte con otros niños, pero si pasa, entonces está más protegido, es por precaución», explicó. Esta vecina no solo llevaba una mascarilla, sino dos contrapuestas. «Las quirúrgicas hacen que tú no contagies, pero si la pones invertidas, no te contagian», detalló. Desde su punto de vista, la obligatoriedad se ha hecho «tarde y mal», «debería haber sido antes», defendió.

En otra concurrida calle de Zaragoza paseaba Cecilia Simal, a quien le parece bien que el uso de mascarillas sea obligatorio, porque «hay muchas zonas en las que no te puedes separar dos metros y la gente se te pega», explicó. Para ella y su hija Malena, de nueve años, es molesto, pero lo ven necesario. «Es una pasada cómo han reaccionado los niños, les dices que hay que ir con mascarilla y lo aceptan», subrayó.

La nueva normativa recoge que la utilización de mascarilla no será exigible en las personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada por su uso, las que tengan motivos de salud debidamente justificados o aquellas que por su situación de discapacidad o dependencia presenten alteraciones de conducta que lo hagan inviable. Tampoco será obligatorio en el desarrollo de actividades que resulten incompatibles, como la ingesta de alimentos y bebidas. Si no se dan estos casos, y es voluntad del ciudadano incumplir la regla, puede derivar en sanción.

Para todos los gustos

Desde el Gobierno central, se indica que «preferentemente deberán usarse las mascarillas higiénicas y quirúrgicas, que cubran nariz y boca». Sin embargo, aunque la tendencia común es llevar las quirúrgicas, también las EPI, como las ffp2, o se estilan algunas hechas en casa o compradas. Jaime Sancho, un joven de 21 años, considera que estamos informados sobre las diferencias entre las mascarillas, «pero no lo suficiente». La suya la adquirió por internet y lleva un filtro interior que se puede lavar y cambiar. «Ya me he acostumbrado a llevarla, desde que se podía salir a la calle ya me la ponía y no molesta tanto como dice la gente», comentó.

Otro de los aspectos es su precio. Cecilia Simal manifestó que «lo bueno es que está regulado y creo que se puede asumir». Al contrario que Pilar Sánchez, «sale carísimo, las tendría que mandar el ayuntamiento o el gobierno gratis, porque en la casa que es uno se puede, pero en la que son cuatro son ciento y pico de euros al mes», opinó.

Salir de casa e ir continuamente enmascarados es un hecho histórico, que seguro recordaremos cuando todo pase y podamos volver a ver sonrisas por la calle. De momento, el esfuerzo de todos por acatar esta obligación suma en la lucha contra el covid-19.