Los veranos en el desierto del Sáhara pueden ser un verdadero infierno. Las condiciones climatológicas extremas, con temperaturas de más de 50 grados a la sombra, hacen que la vida allí sea casi impracticable. Por ello, cientos de niños y niñas saharauis ven en el proyecto solidario Vacaciones en paz la única vía de escape para huir de las condiciones de vida de los campos de refugiados y poder disfrutar en España del verano. Convivir con una familia en condiciones muy diferentes a las suyas les permite tener otra visión del mundo y evadirse del difícil contexto de su día a día.

Las distintas asociaciones que forman parte del proyecto en Aragón tenían previsto que aterrizaran en la comunidad en torno a 140 y 150 niños procedentes de los campamentos de refugiados de Tindouf (Argelia), cifra muy similar a la del año pasado. En la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en la provincia de Teruel (Lestifta) la cancelación del proyecto no les pilló desprevenidos. «No fue una sorpresa para nadie dada la situación de la pandemia», asegura Manolo Pascual, presidente de la entidad y miembro de una familia de acogida

A pesar de todo, las autoridades saharauis y el Frente Polisario barajaron la posibilidad de retrasar el programa para otras fechas de este mismo año. Sin embargo, la «incertidumbre en torno a la pandemia» del coronavirus hizo que se descartase esta opción y se suspendiese definitivamente, explica Pascual. Según el presidente de Leftifa, las voces más pesimistas creen que «hasta que no haya vacuna no se reanudará el proyecto».

Familias de acogida

A pesar de no viajar a otros países, los niños saharauis podrán disfrutar de diferentes actividades en sus respectivos campamentos de refugiados como alternativa al proyecto inicial. Asimismo, Pascual asegura que desde la Media Luna Roja saharaui (equivalente a la Cruz Roja en occidente) se está haciendo todo lo posible para enviar ayuda humanitaria a los campamentos, y espera que se haga realidad en cuanto abran las fronteras entre los países.

Visitación Asensio vive en Teruel capital y en los últimos cuatro años ha acogido a dos menores saharauis en su familia a través de Leftifta. Este verano iba a recibir a la hermana del primer niño que tuvo alojado. «El 6 de abril nos lo comunicaron, fue un bajón recibir la noticia de la cancelación», lamenta Asensio, que a pesar de todo, cree que es lo más sensato por el riesgo existente ya que si el virus entrase en los campos de refugiados «sería una catástrofe», puntualiza.

Para esta turolense, presenciar el crecimiento «tanto emocional como físico» de los niños saharauis es toda una satisfacción. «La experiencia es muy enriquecedora para todos, ver cómo cambian en los dos meses que están aquí es muy gratificante, al principio para ellos es todo nuevo, hasta subir unas escaleras», afirma.

Su condición de niños les permite absorber con mayor facilidad todo lo que les rodea en la nueva realidad, permitiéndoles así una mejor adaptación. «En general son muy espabilados y vencen todas las dificultades iniciales, al ser niños retienen todo como esponjas, cuando llegan no saben casi nada del idioma; a las dos semanas se comunican con las palabras justas y con gestos, cuando termina el verano, dominan el idioma casi a la perfección», explica la voluntaria, que a su vez subraya el hecho de que, al fin y al cabo, «no dejan de ser niños» a pesar de su dura realidad en los campamentos.

Revisiones médicas

Uno de los principales objetivos del proyecto es que los niños que llegan a Aragón puedan contar con las revisiones médicas necesarias, así como de una dieta saludable. Asensio asegura que al llegar tienen muchos problemas, principalmente en la boca, los ojos y en la piel, por el duro clima del desierto. «En el aspecto físico también mejoran una barbaridad, al finalizar el programa se les nota que han engordado y que están mucho más sanos que cuando llegaron», cuenta.

Este año estos niños no podrán evadirse del sofocante verano en su territorio. Si la pandemia lo permite, en el 2021 volverán a vivir un verano normal y unas vacaciones en paz.