Un año después de la riada, el desbordamiento del río Ésera que asoló el valle de Benasque, esta zona de la Ribagorza afronta el verano plenamente recuperada y dispuesta a acoger a los miles de visitantes que la eligen como destino de vacaciones cada temporada. "Se ha trabajado muy deprisa y sin parar durante un año para dejarlo todo a punto", explicó Luz Gabás, alcaldesa de la localidad oscense.

La fuerza de la corriente dañó, y en ocasiones destruyó, infraestructuras básicas, desde la carretera principal hasta la red de distribución de agua y tramos de las orillas del Ésera a su paso por Benasque y Castejón de Sos.

"La carretera que lleva a Cerler ya se ha arreglado por completo", señaló Gabás, quien también subrayó que el río había arrastrado el punto donde se encuentra el desvío de la carretera que lleva a la estación de esquí. Además, se ha construido una nueva planta potabilizadora y se han rehecho completamente los muros que protegen la localidad de Benasque de las aguas del Ésera. En total, manifestó la alcaldesa, "las distintas Administraciones públicas han invertido un total de 10 millones de euros" en reconstruir las infraestructuras esenciales del municipio.

"Solo quedan pendientes pequeños remates aquí y allá, lo principal está terminado", manifestó Gabás. "Se ha hecho todo a conciencia, pero aun así no se puede pensar que estamos totalmente blindados contra otra posible riada como la que sufrimos, que tiene un periodo de retorno de 500 años", aseguró la alcaldesa.

Ahora bien, Luz Gabás precisó que el mismo carácter extraordinario del desbordamiento del río sufrido hace un año hace "muy improbable" que vuelva a repetirse en mucho tiempo. "Se produjo en unas circunstancias especiales, con unas tormentas torrenciales que coincidieron con una gran masa de nieve en las montañas", remarcó la alcaldesa.

TODAVÍA EN MARCHA Entre los trabajos que todavía se están desarrollando figura la rehabilitación del cauce, una tarea que realiza la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y que consiste en plantar árboles en las orillas con el fin de ocultar bajo la vegetación el aspecto desolado y pedregoso que presenta en la actualidad.

Por este motivo, con todo ya en su sitio, los hoteleros de la zona están convencidos de que la temporada turística será un éxito, como ya lo fue, de hecho en el verano del 2013. "En agosto se concentran en el valle de Benasque hasta 15.000 personas, de las que solo 1.500 son habitantes fijos", comentó Gabás.

Y todo está a punto para que la estancia de los veraneantes y de los amantes de la alta montaña discurra con la máxima comodidad, afirma la alcaldesa.