Barbastro quiere mejorar las comunicaciones entre los barrios del norte de la ciudad y, de paso, evitar el tráfico pesado por el centro. Por eso, desde el pasado mes de mayo se construye una variante de 700 metros que une dos vías autonómicas y conecta calles existentes. El objetivo, a más largo plazo, es darle salida a la carretera del Pirineo.

Sin embargo, algunos de los propietarios protestan porque consideran que sus fincas se han pagado a un precio muy bajo, con diferencias notables, supuestamente, entre los distintos afectados.

Fuentes municipales señalaron ayer que se aplicó un justiprecio en el que se tuvo en cuenta el tipo de finca de que se trata, bien sea rústica o urbana.

En cuanto a los trabajos en sí, dependen de la Diputación de Huesca (DPH), que está invirtiendo en torno a un millón de euros para completar un proyecto que hace años que era necesario y muy demandado.

La variante parte de la carretera de Salas y salva el río Vero, sobre el que se está a punto de construir un puente. El plazo de realización es de 20 meses y las obras empezaron en mayo.

«Creemos que los trabajos terminarán antes de lo previsto, pues avanzan a un ritmo muy fuerte», aseguró uno de los vecinos expropiados, que mostró su malestar por la cuantía de las indemnizaciones.

«Se presentaron muchas alegaciones y no sabemos qué ha sido del expediente», declaró este afectado.

La variante del norte de Barbastro llegará en el futuro hasta la carretera autonómica que sube al Pirineo por Graus, de forma que constituirá una opción paralela a la existente desde los años 80 en el sur de la localidad, en la N-240.

Se trata de un proyecto que tenía una gran demanda ciudadana y que, en parte, aprovecha algunas vías urbanas en una zona en expansión, por lo que tiene como finalidad mejorar la seguridad vial en la ciudad.