Varios empleados de la Universidad de Zaragoza revelaron ayer la existencia de desajustes en la contabilidad del campus y de la Fundación Empresa-Universidad (FEUZ). Lo hicieron en sus declaraciones como testigos en el juicio con jurado que la Sección Tercera de la Audiencia celebra esta semana contra J. M. T. M., un profesor de Fisioterapia acusado de malversación por, presuntamente, haber pasado al cobro gastos duplicados por casi 9.000 euros que devolvió nada más conocer la cifra. Se enfrenta a una petición máxima de tres años de prisión y seis de inhabilitación para ocupar cargos o empleos públicos.

La responsable del departamento de contabilidad de FEUZ, que mostró su sorpresa ante la existencia de más de una factura original por un mismo concepto y valor, admitió que la entidad pagó dos veces varias notas y añadió, en referencia a los desembolsos efectuados por FEUZ y repetidos por la universidad, que "medios para averiguar que existía esa duplicidad no tenemos".

También explicó que los tiquets y facturas dirigidos a FEUZ eran asentados "uno a uno" en su contabilidad, mientras que con los cargados a la universidad "se hacía un sumatorio".

La empleada anotó que, en ocasiones, J. M. T. M. "venía con una factura y preguntaba si la habíamos pagado".

Una administrativa de la universidad, por su parte, describió un panorama similar: "yo no podía controlar lo que entraba en la fundación".

Trabajaba en un espacio de setenta centímetros de una mesa que compartía con cinco profesores --alguno daba en ella las tutorías--, carecía de fotocopiadora y tenía que utilizar un ordenador de su propiedad. En ocasiones, los documentos que había organizado se caían, lo que provocaba que algunos de ellos se traspapelaran.