La plataforma de vecinos afectados del Gancho y el entorno de la calle Pignatelli de Zaragoza se han plantado este domingo ante la inacción que, entienden, están teniendo tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como la Delegación del Gobierno con la degradación de estas zonas. Piden una actuación urgente contra la insalubridad y la delincuencia que se encuentran en sus viviendas, en las que cada vez se sienten menos seguros. Y en la plaza del Pilar, reuniendo a más de un centenar de vecinos, han dado a ambas instituciones un plazo de 15 días para tomar cartas en el asunto, o intensificarán sus protestas en las calles.

Óscar Villanueva, portavoz de la plataforma, recordaba que ya hace más de un año que los vecinos se manifestaron en el mismo lugar por el mismo problema. Entonces les escucharon (hoy apenas se han acercado los representantes de Vox en las Cortes y la portavoz municipal del PSOE, Lola Ranera), pero un año después las cosas "no es que no mejoren, es que han empeorado". Villanueva repasaba la "delincuencia, okupación, plagas de chinches y amenazas a vecinos" que crean ya "una situación de emergencia", ante la que reclaman una actuación contundente.

"El ayuntamiento dice que interviene, y prepara planes como el proyecto PERI (de rehabilitación integral), pero los vecinos queremos participar". Entienden que poco van a lograr con una rehabilitación urbanística sin actuar en el problema social de la zona. "Tenemos auténticos narcopisos, mezclados con gente que realmente está metida en casas porque lo necesitan y en Zaragoza Vivienda no hay. Entendemos la ocupación con c, pero no la onarcopisosck, ilustraba el portavoz.

"TENEMOS MIEDO"

Los problemas eran más o menos los mismos entre los testimonios de algunos de los vecinos que habían acudido esta mañana de domingo a la protesta, que se ha cerrado con un manifiesto en el que advertían que no quieren ser "Malasaña (en Madrid) o el Born (en barcelona)", barrios que se dejen degradar para luego ser rehabilitados con viviendas de lujo.

Mariano, un vecino de Conde Aranda, exponía sus problemas residiendo pared con pared con un edificio "okupado por completo", con la "insalubridad" que generan los vecinos tirando "toda la basura por las ventanas. Además de gritos, peleas, y ruidos de obra a todas hora". A él, reconocía, no le han amenazado directamente, pero sí escucha "amenazas a voz en grito por las ventanas". Las llamadas a la Policía son algo habitual, "y el rato que están, bien, pero en cuanto se marchan ya están otra vez".

Roberto, otro vecino de la calle Santa Inés, incidía en las "peleas a cualquier hora", pese a que se haya cerrado una discoteca con motivo de la pandemia que antes era el foco de muchos conflictos. Afirma haber visto a jóvenes drogándose, y peleándose incluso con machetes, además de haber robos a señoras "a las 7.00 horas, en la calle Cerezo con Conde Aranda". "Nos sentimos inseguros, yo antes salía de noche sin problemas y ahora tenemos miedo", aseguraba.

Algunos, como José, han tenido que intevenir para atajar algún acto delictivo, con temor a que se les volviera en contra. El joven explicaba cómo hace unos días, mientras estaba trabajando, observó a un joven situarse detrás de otra chica y abrirle la mochila. "Le empujé para impedirlo y le sujeté hasta que vino la Policía, pero la verdad es que tardaron más en llevárselo que en soltarlo, al poco tiempo estaba por allí otra vez", lamentaba. Además, al parecer una amiga del arrestado le grabó y amenazó con denunciarle por el empujón. "Menos mal que había otros vecinos que lo habían grabado todo entero", explicaba.

Los vecinos están dispuestos a seguir con las protestas en la calle las veces que haga falta hasta que el consistorio y la delegación les escuchen y propongan alguna solución a estas zonas donde, pese a su degradación, quieren seguir viviendo.