La mayoría de los vecinos de Vadorrey no entienden los motivos que llevaron a los técnicos del ayuntamiento a decidir que la parada final de la línea 50 --en San Gregorio-- se situara en la calle Carmelo Betore Bergua, justo a la salida de la calle Nobleza Baturra, una vía de doble sentido que separa dos grandes bloques de viviendas, y no solo unos pocos metros más adelante, en una dársena en la que se detiene el 39, también punto de final de trayecto.

Los conductores que por esa zona transitan a diario se quejan de la falta de visibilidad que provoca el autobús detenido en la parada para poder girar a la derecha. "No puedes ver lo que te vas a encontrar. La maniobra es muy forzada y a veces la gente cruza y es un peligro", denuncia Javier López, presidente de la Asociación de Vecinos de Vadorrey que ha recogido varias quejas sobre este asunto. La calle Carmelo Betore Bergua es de un solo sentido y tiene un único carril, además de espacio reservado a la derecha para aparcar en línea. "Pegados a la marquesina hay tres contenedores de basura y seguido un paso de cebra para terminar de rematar", enumera. En la acera de enfrente, varias señales recuerdan que allí está prohibido estacionar.

CONTROVERSIA La decisión de dónde instalar una parada de autobús suele generar controversia porque cada vecino y cada barrio pueden tener sus preferencias. Solo hay que recordar el caso de la parada final del 55 en Valdespartera, que ya ha cambiado cuatro veces de ubicación, o el debate suscitado en las últimas semanas sobre la propuesta de colocación de marquesinas por la ciudad. Pero en este caso parece que existe unanimidad en el barrio. "No entendemos por qué no arreglan esto. Lo hemos reclamado varias veces".

Su propuesta no atendida consiste en trasladar la parada del 50 solo unos metros más adelante, en la misma acera, y aprovechar la dársena existente y la marquesina del final de la línea 39. "Allí existe más espacio y visibilidad porque acaba la zona de aparcamiento. No molesta a los conductores porque no hay ningún cruce", explica López, quien sugiere que habría que ampliar unos pocos metros más el espacio reservado para que dos autobuses permanecieran detenidos en línea.