Los vecinos que habitualmente pasean por el parque Primo de Rivera y los dueños de establecimientos del recinto reclaman más seguridad en las inmediaciones del lugar. El principal problema de esta iniciativa es el maltrato que reciben los animales --tanto los cisnes y patos, como los pájaros de La Rosaleda-- por parte de numerosas personas.

Rogelio Marco, paseante habitual del recinto, afirmaba recientemente que "el parque necesita una persona que se dedique específicamente a la vigilancia de los animales", ya que están "desprotegidos" ante el ataque y los abusos de "los gamberros y sinvergüenzas". En lo que va de año, la jaula de La Rosaleda "ha recibido ataques casi todos los días de personas que, cuando no han robado los diamantes y canarios, han roto la malla de las jaulas para que se escaparan", relataba José Luis Clemente, dueño del bar La Rosaleda y cuidador de estas aves con el permiso y suministro del ayuntamiento.

LA ROSALEDA Asimismo, Jesús Rosa, otro paseante, criticaba la actuación de Parques y Jardines por no asegurar esta vigilancia, ya que "los patos han sufrido vejaciones tan grandes como perdigonazos, incluso una vez los degollaron", comentaba. Sin embargo, este no es el único problema con el que cuenta el Parque Grande, ya que la seguridad de los hosteleros tampoco es fiable. Clemente aseguraba a este periódico que "tiene miedo" por la zona en la que se encuentra su establecimiento y que "la Policía Local, aunque hace rondas, no hace todo lo que podría contra la delincuencia".

Además, el bar La Rosaleda se ve afectado por el problema del botellón, ya que el dueño afirma que en la zona "nadie vigila y se celebran fiestas, en las que los jóvenes dejan cristales y botellas que luego pueden hacer daño a los niños que juegan por aquí todos los días".