"Hace un tiempo no muy lejano estábamos orgullosos del aspecto de nuestro barrio, pero ahora no podemos decir lo mismo". Calixto Ontiñana, presidente de la Asociación de Vecinos Palacio de la Alegría, resume el sentir general de los colectivos del barrio de La Almozara, antigua zona industrial (La Química) y ahora mirador del Ebro, escenario del rastro y salida de la ciudad hacia Logroño y Pamplona.

Esa impresión se explica por el mal estado de las calles y los jardines, los recortes en el transporte, la saturación del centro de salud y, por encima de todo, la afrenta de ser el único barrio de la ciudad (si no contamos el del Centro) que no tiene una piscina municipal mientras se asiste a la degradación imparable de las instalaciones del Parque Deportivo Ebro, inaugurado en 1973, cerrado hace más de un año y que en los últimos meses han sufrido varios actos de vandalismo, valorados por la DGA en 78.000 euros).

"Es lamentable que esté así. Ha estado 40 años abierto y nunca había habido problemas de robos. Parece que hay a quien le interesa que el centro se vaya degradando más y más", denuncia José María Martínez, presidente de la Asociación de Vecinos Río Ebro. "Aquello parece una selva, la maleza llega por la cintura. Está todo seco y abandonado, sin vigilancia. ¿Cómo no van a entrar a robar?", se queja Ontiñana, de la entidad Palacio de la Alegría. Martínez, por su parte, recordó cómo el verano pasado reclamaron unos mínimos gastos para abrir al menos las piscinas, pero no lo consiguieron. "¿Para qué pagamos impuestos?", se pregunta.

Juan Arguedas, miembro de la Asociación Cultural Rebellar, explicó que el centro recibía a varios equipos aragoneses de élite y que en verano costaba conseguir una taquilla. La ausencia de una instalación municipal obliga a los vecinos a irse hasta la Hípica, porque las de Tiro Pichón y el Soto son privadas. Ana Jiménez, de la asociación Puerta Sancho va más allá: "Seguimos reclamando una mejora de las zonas deportivas. Con el desarrollo del barrio, el pabellón se ha quedado pequeño".

ACERAS PELIGROSAS Otra de las cuestiones que logra la unanimidad es el mal estado de las calles: baldosas levantadas que convierten las aceras en trampas para las personas mayores, calzadas salpicadas de socavones... "La gente mayor se tropieza y algunos se han dado buenos costalazos", denuncia Ontiñana. "Demuestran que no les importa nada. El barrio está abandonadísimo. Especialmente la avenida Pablo Gargallo", se queja María Antonia Díaz, de la Asociación de Vecinos Sol Invicto. En la ruta del bache aparecen calles como Sierra de Vicor, Pablo Gargallo, Francia, Puerta de Sancho, Batalla de Almansa, Batalla de Arapiles... El estado de las zonas ajardinadas también acumula quejas: "Los jardines de Lisboa conservan solo el nombre y los de la Aljafería han empeorado", comenta Díaz. Martínez se fija en los alcorques vacíos: "Si instalan tramos de riego, ¿por qué no plantan árboles?".

En cuanto a la movilidad Díaz recoge el malestar por la reforma de las líneas: "Han cortado el recorrido del 42 y ya no lleva hasta el Centro Politécnico Superior, el 22 y el 32 ya no pasan por el barrio. Para bajar a Las Fuentes cogíamos el 24 y ya no se puede". Y Jiménez apunta que les preocupa "que la segunda línea del tranvía pueda dejar encerrado el barrio".