La alfalfa deshidratada es uno de los productos agrícolas que mejor salida tiene en el mercado internacional. Desde hace diez años, los Emiratos Árabes es un país que consume el 50% de la producción anual de alfalfa española. No obstante, la pandemia provocó que otro de los clientes asociados a la compra de este producto desde el 2015, como es China, viera reducido su número de importaciones este último año por razones como la dificultad para la logística o la fuerza del euro frente al dólar.

Aun así, el director de la Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), Luis Machín, señaló que no estaban «en los peores niveles, sino en una fase de estabilización» y que la cantidad exportada al país asiático podría situarse entre 120.000 y 150.000 toneladas.

«Es un producto que tiene mucho mercado y se comercializa en más de 45 mercados diferentes», expresó Machín. Al líder en importaciones como son los Emiratos Árabes Unidos se unen otros países como Francia, Jordania o el Líbano como grandes consumidores y compradores de unas 60.000 toneladas durante la campaña de producción. Además, según destacó el director de la asociación, están apareciendo más demandantes como Japón o Corea del Sur, en lo que representa el objetivo de AEFA, que no es otro que el de «diversificar el mercado».

Campaña del 2020

La campaña de fabricación de la alfalfa deshidratada comprende desde abril hasta marzo del año siguiente, y este año, la estimación de la asociación se acerca al millón y medio de toneladas, un 3% o 4% más que la campaña anterior. El producto estrella en forrajes es la alfalfa (un 80% de la producción), pero en las empresas que componen esta asociación también se fabrica granulados y briquetas o pastillas.

Asimismo, Machín apuntó que había que diferenciar entre las dos campañas que se llevan a cabo: la de campo que termina a finales de octubre y la de comercialización que permanece durante todo el curso. Sobre las hectáreas de cultivo en España, la nota es positiva este año 2020, ya que se ha experimentado un incremento del 4%, hasta alcanzar la cifra de 125.000 hectáreas destinadas al forraje deshidratado.

Del total de campos de cultivo españoles, 60.000 hectáreas pertenecen a la tierra fértil aragonesa, y más de la mitad (el 55%) de la actividad productiva nacional corresponde a empresas aragonesas. Según informó el director de AEFA, las zonas de cultivo más predominantes en la comunidad son la del valle del Ebro, la zona de Monegros y la comarca del Cinca Medio.

Asimismo, otras autonomías como Castilla y León, Castilla La Mancha, Navarra o Cataluña, por sus condiciones, son asiduas a producir este tipo de producto agrícola.

Sobre los buenos resultados y la importancia de Aragón en la elaboración de este género, Machín recalcó que se trata de un producto «muy arraigado» en la comunidad y por el que los agricultores «apuestan mucho al tratarse de un producto de la zona». Y sobre el futuro, el presidente de AEFA reflejó que existía mucha incertidumbre en el sector pero que aun así esperaban llegar a conseguir las 1,1 millones de toneladas exportadas a nivel mundial.

La alfalfa se trata de un producto agrícola destinado a la alimentación animal que está especialmente recomendado para el ganado de actitud láctea y extendido en Aragón.