Las tiendas de disfraces de Zaragoza han recuperado las cifras de ventas de los años anteriores a la crisis económica. Parece que los ciudadanos reviven la noche más terrorífica del año e invierten más dinero en obtener un disfraz para Halloween. La encargada de Party Fiesta en el centro comercial de Puerto Venecia, Yolanda Puente, afirmó que desde la semana pasada «no paramos de vender productos para esta noche y, aunque no tenemos cifras, es el mejor año desde que comenzó la crisis». Por su parte, la responsable de la tienda Bacanal, Pilar Bolea, afirmó que las ventas han aumentado un 10% con respecto al pasado año. «Igual se ha vendido lo mismo o más, pero como los disfraces son más baratos, no lo hemos notado tanto», afirmó Bolea.

El producto estrella de este año es el maquillaje para simular heridas. «Han aumentado las ventas de este producto progresivamente aunque este año se han disparado», aseguró Puente y, añadió que además, «hay una especialista para hacer demostraciones y explicar cómo se utilizan estos productos tan demandados».

Ambas responsables alegaron que en la actualidad «está de moda» elaborar tutoriales en la red. De ahí, que sean «más autodidactas» y la importancia de «un buen maquillaje» crezca considerablemente. «Un disfraz de Halloween puede ser muy bueno pero si no se maquillan adecuadamente, pierde todo», apuntó Puente.

Disfraces / Bolea señaló que la sangre «se la llevan por litros, el látex líquido, por medios litros, y las carnes ya estamos agotando el segundo pedido». Además, las capas y los disfraces de payaso malvado, Chucky, Anabelle y Saw son los más vendidos «especialmente para niños y jóvenes» sin olvidar «los clásicos de bruja, drácula y carniceros asesinos», indicó Bolea.

Por su parte, la Inspección de Consumo de Aragón ha intervenido en 313 ocasiones en las que se localizaron cuatro de los productos alertados. Ordenaron destruir 23 unidades y devolver otras 14 para asegurar la seguridad y el bienestar de los clientes.

Estos productos se han retirado del mercado por suponer un riesgo de asfixia e inflamabilidad. Se trata de máscaras que impedían una correcta ventilación, pelucas y otros accesorios fácil de quemar, objetos dirigidos a niños de tres años en los que se desprendían pequeñas piezas que se puedan tragar y otros con lazos y cuerdas muy largas cerca del cuello.

A pesar de que en ninguno de estos espacios han apartado algún producto, Bolea señaló que las lentillas «son muy demandadas pero Consumo no nos deja venderlas desde hace unos años. Sin embargo, sigue habiendo páginas en internet que las ofrecen y que seguramente no son aptas para llevarlas», concluyó.