El Salón del Automóvil de Fráncfort (Alemania) ya puede ser bautizado como el del vértigo. Las marcas exhibieron músculo de cara a la nueva era eléctrica para proclamar en voz alta que están preparadas para el futuro. ¿Pero lo está la sociedad? ¿Y los Estados? En medio de esta incertidumbre, Figueruelas emerge como punta de lanza de la estrategia de electrificación de Opel con el lanzamiento del e-Corsa, un vehículo que sale al mercado a un precio de 29.900 euros a la espera de que los Gobiernos implementen medidas que abaraten el coste e impulsen la compra de coches eléctricos en el corto y medio plazo.

Esa es una de las bazas en las que confían los principales directivos del sector que se dan cita en el Salon del Automóvil. Y la marca del rayo, que tiene sus cinco sentidos puestos en eliminar de sus catálogos los vehículos más contaminantes, no es una excepción. Porque la irrupción de la era eléctrica va acompañada, a partir del 2020, de duras multas a los fabricantes. Así, las marcas deberán conseguir que los coches que comercialicen sumen una media de emisiones de CO2 inferior a los 95 gramos por kilometro (gr/km). De lo contario, habrá que pagar 95 euros por cada gramo de desviación por vehículo vendido. Y eso, a la larga, es hacer trizas cualquier cuenta de resultados. El objetivo último es llegar a las cero emisiones en el 2050 tal y como marca el Tratado de París. Esto y el temor a un brexit duro, es lo que más inquieta a un sector que se ha afianzado en los últimos años en España (noveno fabricante mundial) y que es pieza clave para Aragón, con más de 25.000 empleos, más de un tercio de las exportaciones y más del 5% del PIB.

El gerente del cluster del automóvil de Aragón (Caar), David Romeral, considera «dura» y «estricta» la nueva regulación, que se ha puesto en marcha «muy pronto». A su juicio, la apuesta de las marcas está clara, pero eso no lo es todo. «Hace falta que se compren coches eléctricos», recalca Romeral que reclama más infraestructuras y medidas que incentiven el cambio de ciclo.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

El presidente ejecutivo de PSA, Carlos Tavares, fue claro en la mesa redonda que ofreció el pasado martes en Fráncfort y en la que también estuvo EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. «Nuestra industria está dispuesta a avanzar lo más rápido posible hacia la movilidad de emisiones cero, pero esta transición es una responsabilidad compartida», dijo Tavares, también presidente de la asociación europea de la industria automovilística ACEA.

El jefe del grupo galo recalcó además que el nuevo escenario puede provocar alguna que otra quiebra en los próximos años mientras. Otro directivo del sector consultado por este diario en el Salón va incluso más allá: «En el futuro quedarán dos o tres fabricantes en Europa». Y es que, se calcula que el impacto de la nueva normativa de emisiones podría ascender a varios miles de millones si no se toman medidas al respecto. Eso sí, Tavares se encargó de subrayar que PSA «está lista» para el reto tras retirar modelos contaminantes como el Mokka y racionalizar las plantillas de las factorías. Las fábricas de Opel en Europa han recortado hasta 10.000 puestos de trabajo en los últimos dos años.

El tránsito ha sido duro hasta llegar aquí, pero a Tavares no le tiembla el pulso a la hora de alcanzar los objetivos que se fija. Ya en su día dijo al consejero delegado de Opel, Michael Lohscheller, que sería visto como un villano a raíz de los recortes que tuvo que aplicar. Sin embargo, le animó: «Será algo temporal, luego te verán como un héroe». Hoy, casi dos años después de la aplicación del Plan PACE! Opel ha saneado sus cuentas y logra importantes beneficios tras recoger el legado de General Motors (GM) de 16 años consecutivos de pérdidas. Ahora habrá que afrontar un nuevo Rubicón, con la nueva normativa de CO2 y el brexit en el horizonte.