Aparecer retratado en la página nueve de EL PERIODICO me causó tremenda impresión ayer, a la hora del desayuno. Lo cual que por una vez (y sin que sirva de precedente, lo juro) voy a dar algunas explicaciones respecto de la cena que el pasado sábado, 24 de enero, reunió a unas doscientas personas (y personajes, no crean) en el que debería ser punto de partida de una amplia plataforma social progresista dedicada a promover el debate y el pensamiento político en Aragón.

Tal invento (en el cual he tenido alguna participación, lo reconozco) no pretende ser una organización política al uso y mucho menos el embrión de un partido. Ha concitado por ahora el interés de gente que en su inmensa mayoría carecemos de militancias partidarias concretas.Y el objetivo que persiguen sus promotores es el de poner en marcha un taller de ideas, de iniciativas y de análisis críticos desde el ámbito de la izquierda democrática.

¿Será pues un lobby , un foro de debates, una promotora de proyectos o una reunión de amiguetes? Supongo que un poco de todo. Pero como Aragón no está muy sobrado de sociedad civil organizada al margen de las estructuras del poder político o fáctico, y como en estos tiempos de pensamiento único los progres trasnochados vamos de culo oscilando entre el derrotismo, la mala leche o la pura inopia, parece una buena idea convocar encuentros en los que darle vueltas a la realidad y extraer de ello conclusiones operativas. Porque éste no sería sólo un escenario para agudas charlas de café, sino también una voz colectiva capaz de poner sobre la mesa propuestas e iniciativas o incluso de constituir un observatorio permanente que vigile la salud democrática de nuestra vida política e institucional.

De todas formas, permítanme aclararles que la cosa está de momento bastante verde. Esa plataforma (que no tiene todavía nombre) es una idea que empieza a tomar cuerpo. Veremos en qué para.