Javier Blasco estaba tranquilamente comiendo con su padre cuando, de repente, oyó un disparo. Creyó que era un petardo y a continuación hubo otro. Decidió dejar el cubierto sobre el plato y se asomó a la ventana. Lo que vio todavía le pone nervioso. En el callejón lateral de su casa, en Muniesa, estaba un guardia civil tirado en el suelo, sangrando.

«Decidí cambiar de ventana para estar más cerca y en ese momento el compañero del herido me pidió que llamara por favor al centro médico, así que decidí pedir ayuda al 112», recuerda este joven de 18 años, quien admite que en ese momento no se acordaba del teléfono del ambulatorio.

Del 112 le contestaron que estaban avisados. Y es que el guardia civil herido, Juan Carlos Monterde, también pidió ayuda por la emisora al instituto armado. Tras ello, Monterde fue ayudado por su compañero para entrar en el vehículo patrulla para ser evacuado al centro sanitario del municipio turolense que se encuentra en la misma calle, la avenida Valdeoliete.

«Al Rambo de Requena no lo vi, pero inmediatamente empezaron a llegar guardias civiles empuñando sus armas y pensé que algo gordo pasaba», señala Javier que no dudó en armarse de valor y salir a la calle para avisar a su abuela que vive muy cerca. «Mi padre hizo lo mismo con la vecina de al lado», asevera.

A ambas, estos dos vecinos de Muniesa les dijeron que se quedaran encerradas en casa y que bajaran las persianas porque «algo grave» había pasado, pero que en ese momento no sabían el qué. Luego llegó el bando que emitió el alcalde de la localidad José Luis Iranzo, quien pidió lo mismo que Javier y su padre habían hecho.

Iranzo se enteró de lo sucedido cuando el 112 SOS Aragón le llamó para decirle que iban a usar su helipuerto. «Siempre me lo comunican, pero no me pudieron decir nada, así que llamé al ambulatorio pero no me atendían porque estaban con la urgencia», añade.

Ante esa situación, el regidor de Muniesa decidió llamar al cuartel de la Guardia Civil en el que le informaron de lo ocurrido y le pidieron que emitiera un bando para alertar a los vecinos y evitar una tragedia. «No lo dudé ni un segundo, fueron horas muy duras y con mucho nerviosismo porque no sabíamos al principio el alcance», concluye.