"Vi el coche pero creí que me daba tiempo a pasar, crucé y me lo vi encima. Ya no me acuerdo de más...bueno, un poco de la ambulancia y de que me dolía todo el cuerpo". Susana tiene nueve años y estudia en el colegio San Braulio. El lunes su padre fue a recogerla a la salida de clase, como todos los días, pero cuando se marchaban hacia casa recordó que había olvidado una nota de la profesora en el cajón de su mesa.

Dio media vuelta, bajó de la acera y cruzó el camino de Juslibol justo en el momento en el que un coche circulaba por la vía. A su padre casi le da un infarto al ver cómo la niña salía despedida por los aires y quedaba tendida en la calzada.

"Nadie se atrevió a tocarla hasta que llegaron los Bomberos, que están al lado del colegio y por suerte no tardaron nada. Algunos testigos que vieron el accidente dicen que en el coche iba un chico joven, a toda pastilla y que llevaba la música puesta muy alta. Su padre parecía un cascabel y dicen que el muchacho también estaba blanco", apuntaba Priscila Blasco, abuela de la niña.

Tiene el fémur y la clavícula fracturadas y los médicos aún no han decidido si la operarán de la pierna. Cuando las enfermeras le preguntan cómo se encuentra les dice que regular. "Hay ratos que me duele todo y me siento como un robot", explica. Es consciente de la suerte que ha tenido y sabe que a partir de ahora medirá mejor las distancias antes de cruzar una calle. Su abuela se muestra más crítica: "Hace años que esa calle tendría que ser peatonal o al menos tendría que haber Policía vigilando". En alguna ocasión agentes locales han cortado el tráfico en el camino de Juslibol a la hora de entrada y salida del colegio. Por desgracia, el lunes no estaban allí.