El accidente de un tren de mercancías peligrosas en la vía de Caspe provocó ayer la interrupción del tráfico ferroviario durante 24 horas. Los pasajeros de ocho trenes regionales se vieron obligados a viajar por carretera mientras los técnicos trasvasaban entre fuertes medidas de seguridad el contenido de uno de los vagones, cargado con sulfuro de carbono, un disolvente "altamente inflamable". En el siniestro no se registraron heridos y se saldó con la rotura y derramamiento de una de las cisternas, llena de lejía.

Fuentes oficiales de Renfe explicaron que el tren de carga peligrosa se averió en torno a las diez de la noche del pasado martes, a unos siete kilómetros de Fabara. Tras dar aviso al centro de mando, se cortó la línea y otra locomotora partió de la estación de Mora de Ebro para engancharse y retomar así el viaje del convoy, que había partido con 24 vagones de mercancías peligrosas de Barcelona con destino al País Vasco.

Un fallo registrado en la maniobra de aproximación provocó que la locomotora golpeara el último vagón --el cargado con el disolvente--. Este chocó en cadena y se montó sobre la cisterna que le precedía, que reventó derramando miles de litros de lejía sobre la vía. En un primer momento, la Delegación del Gobierno en Aragón informó que dos vagones habían descarrilado y que la carga afectada era hidróxido sódico, sosa caústica, una sustancia corrosiva y considerada igualmente peligrosa y tóxica.

El primer tren en verse afectado fue el Costa-Brava nocturno que cubre la línea Madrid-Barcelona y que se tuvo que desviar por la vía de Lérida sin padecer por ello retrasos. Lo mismo sucedió con los trenes de carga que deben enlazar los corredores Madrid-Barcelona y Noroeste-Cataluña.

El cierre de la vía de Caspe a lo largo de la jornada afectó a los cuatro trenes por sentido que recorren las estaciones entre Zaragoza y Barcelona. Al cierre de esta edición, fuentes de la compañía Renfe preveían que el Costa Brava circulara ya anoche por la vía de Caspe.

DESPLIEGUE DE MEDIOS Operarios de Renfe y efectivos de Bomberos y de la Guardia Civil de Caspe se desplazaron hasta el lugar del siniestro, ubicado entre las localidades de Fabara y Nonaspe. Desde la Delegación del Gobierno se indicó que no fue preciso poner en marcha los protocolos de Protección Civil habituales en este tipo de casos al no existir edificaciones en el entorno.

Las citadas fuentes oficiales explicaron que se desplazó un vagón cisterna hasta el lugar del siniestro con la intención de trasvasar el sulfuro de carbono, dado que la que contenía el producto estaba abollada y se pretendía minimizar cualquier riesgo de fuga de un disolvente tóxico considerado como "altamente inflamable". No obstante, no se registró ninguna fuga del producto.