El juicio contra un guardia civil para quien el fiscal pide una condena de doce años de cárcel por violación quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia de Zaragoza. En la última sesión declaró ante el tribunal la presunta víctima, que tuvo que ser trasladada desde la cárcel de Granada y que ofreció una versión distinta a las declaraciones efectuadas anteriormente sobre cómo ocurrieron los hechos.

La mujer, que había mantenido que el acusado la violó mientras le apuntaba con una pistola a la cabeza, señaló en el juicio que el arma sólo fue empuñada por el agente después de que ocurrieran los hechos.

El incidente juzgado ocurrió en la madrugada del 12 de mayo del 2002 en el sector de Conde Aranda. Según la acusación, Rafael M. violó a una prostituta en un solar después de tomar unas copas juntos en un bar del sector y cuando ella se negó a realizar prácticas sexuales no convencionales. Según la víctima, el guardia civil acusado le había propuesta mantener relaciones carnales mediante el pago de 500 euros.

El agente, que niega los hechos, mantiene que ese día estaba ebrio, después de consumir alrededor de ocho copas de pacharán y que conversó con la mujer en un bar porque la confundió con una policía. Posteriormente, la denunciante le exigió la entrega de dinero y le intentó arrebatar su pistola reglamentaria cuando se negó a satisfacer esta petición.

Pese a las contradicciones que surgieron en el juicio, la mujer reiteró que había sido violada por el acusado, por lo que el ministerio fiscal mantuvo su solicitud de condena, aún reconociendo las lagunas en las distintas versiones ofrecidas por la presunta víctima.

El abogado de la defensa, Javier Notivoli, pidió la absolución del acusado al estimar que su cliente ha sido falsamente acusado. En su opinión, para admitir la veracidad de una denuncia de agresión sexual es necesario que la versión de la víctima sea firme y sin contradicciones y que esté apoyada por alguna prueba objetiva.

El letrado recordó que las versiones de la denunciante son contradictorias y cambiantes y que ella misma rechazó una revisión médica que confirmara los hechos.