La tercera sesión del juicio contra Miguel Lázaro Salinas por la paliza mortal a su amigo Gustavo Sergio Ortega Castán, el 30 de junio del pasado año, estuvo ayer protagonizada por el informe de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Los especialistas resaltaron que el fallecido no pudo defenderse de la agresión debido a la mezcla de alcohol, tranquilizantes y metadona que había consumido.

"Estaba flojo, su situación estaba límite con la vida", apostillaron los doctores Arredondo, Querol y Ramón ante el jurado encargado de dirimir si este caso es un homicidio, tal y como mantiene la Fiscalía y la abogada de la familia, María de las Mercedes Octavio de Toledo, o si es un delito de lesiones, tal y como defiende el abogado Francisco Javier Bellot. La diferencia entre una y otra posición es una condena de 14 años o tan solo 4, respectivamente.

Estos forenses no dudaron en afirmar que la muerte violenta fue de "carácter homicida", señalando que la causa inicial de su fallecimiento es un "traumatismo craneoencefálico severo". Describieron la presencia de varias lesiones "alargadas" en la zona del cuello, la clavícula, el hombro y en una de las orejas. Daños externos que, en opinión del facultativo José Manuel Arredondo, "no fueron muy importantes" porque el objeto que los produjo era "romo", es decir, no afilado. En este sentido, señaló que era una patada con una deportiva y no con una bota de militar, despejando las dudas existentes durante la vista oral.

RIESGO VITAL

Asimismo, resaltaron que Gustavo Sergio Ortega Castán sufrió lesiones "graves con un riesgo vital evidente". De hecho, explicaron que este tipo de traumatismos "se pueden intentar operar" pero que un elevado porcentaje de personas muere. En este caso, la posibilidad supervivencia hubiese sido mayor, debido a que "fue sangrando poco a poco" hasta que falleció dos días después de la agresión en la UCI del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Tras los informes, los abogados de las partes presentes y la fiscalía explicaron al tribunal popular por qué el procesado debería ser declarado culpable de homicidio o de lesiones. Para las acusaciones pública y particular, apelaron a "castigar los hechos y no las intenciones", además de resaltar el carácter violento del enjuiciado.

Por su parte, la defensa criticó que se haya "sobredimensionado" la violencia de la agresión y apostilló que "si se le hubiera atendido nada más acontecer los hechos posiblemente estaría vivo". En la última palabra el procesado reconoció que lo siente y que es un trauma para él. El veredicto será el viernes.