Los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón, José Manuel Arredondo y Salvador Baena, señalaron que la víctima murió de 30 hachazos en la cabeza. No obstante, recalcaron que no fue en el acto, ya que él pudo moverse, tal y como se observa en la sangre hallada en sus pulmones y en el estómago. También destacaron que intentó defenderse porque tenía un corte en uno de sus dedos.