Belén es solo una de las más de 70 personas que, según Adif, utilizaban a diario este párking. Explicó a EL PERIÓDICO que les cogió por sorpresa encontrarse un día "con un cartel que anunciaba que se iba a cerrar el recinto". Pidieron explicaciones al propietario, el Adif, y este les respondió que se debía a "un problema de filtraciones de agua".

Todo el mundo lo dio por bueno porque, según comentó, no es algo desconocido para ellos. Lo venían sufriendo desde hace mucho. "Nos habíamos quejado hace tiempo porque era habitual que algunos coches aparecieran manchados porque caía agua mezclada con óxido del techo y eso dañaba la chapa de los vehículos. Casi era una suerte tener plaza en un sitio donde no hubiera humedades, porque las hay por toda la losa", relató. Pero esta vez parecía algo más serio porque se enteraron de que "todo había surgido porque los Bomberos acudieron un día que cayó un cascote sobre uno de los coches".

Ahora, con el párking clausurado y en una zona de difícil estacionamiento en la vía pública, se han tenido que "buscar la vida". Ella es una de las personas que lo utilizaba por un contrato de arrendamiento suscrito con la comunidad de vecinos que hay frente al CaixaFórum, viviendas que pertenecían al antiguo Instituto de Vivienda de las Fuerzas Armadas, que alquiló más de 20 plazas porque "las que tenemos en el patio interior del edificio son insuficientes para todos los vecinos".

Ahora que no las pueden utilizar, se han tenido que buscar alternativas y han perjudicado más a los que ya tenían plaza en ese patio que a los que dejaban su coche en El Portillo. "La comunidad ha decidido dar preferencia a aquellos propietarios que también tengan el coche a su nombre, porque ocurría que como muchos ya son muy mayores tenían su plaza pero la utilizaban sus hijos u otros familiares que no eran ellos". Los demás, tendrán que buscar sitio en otra parte.