Un reloj detenido en el tiempo dicta la vida en El Cazuelo, una zona viviendas de Movera. Pero allí, el que los años no discurran no es el sueño cumplido del elixir del tiempo sino el reflejo de una cruda realidad: los vecinos todavía carecen de redes de abastecimiento de agua potable y de vertido, que demandan con especial intensidad desde hace seis años, cuando comenzaron a contaminarse los pozos manantiales. La red de agua puede llegar pronto, pero los desengaños de estos años han alimentado a los vecinos de escepticismo y rabia.

Torre El Cazuelo agrupa hasta once casas construidas en la década de los años 40 y ubicadas junto al kilómetro 330-300 de la carretera de Barcelona. Allí, sucesivas generaciones de familias han vivido sin agua. Los problemas de esta carencia se convirtieron en insoportables tras la contaminación en los últimos años de cinco de los seis pozos manantiales.

Desde entonces, sólo usan ese agua para el aseo personal, el lavado de ropa y para fregar. "Es triste no poder lavar ni los tomates con el grifo del pozo. Ha habido problemas gástricos, también dermatológicos, pero aun así nos lavamos con ella, qué remedio", se lamenta Maria Isabel Jario, afectada de la zona. "Para cocinar hay que rellenar las garrafas en casas de familiares y para beber la compramos", añade Maria Isabel.

Son rutinas de supervivencia, repetidas con el paso de los años y los portazos institucionales. En el año 2000 la Comisión de Participación Ciudadana dejó su expediente "sobre la mesa, alegando que nuestras viviendas no eran antiguas", afirman los vecinos. Finalmente la comisión de Hacienda de Participación Ciudadana aprobó el proyecto de abastecimiento de agua en mayo del 2002, tras mucho papeleo y documentación, para lo que contaron con la ayuda de la Asociación de Vecinos Lugarico de Cerdán. Sin embargo, el expediente fue devuelto por falta de partida presupuestaria. Finalmente, la solución parece acercarse.

"En el convenio del ayuntamiento y la DPZ para 2004-2007 está incluido el abastecimiento de agua El Cazuelo. Pero llevamos tantos intentos frustrados, que cuando veamos que entran las máquinas no nos lo vamos a creer", asegura María Isabel, que pide a Antonio Becerril que no olvide el apoyo que les prestó desde la oposición. Mientras, la paciencia de El Cazuelo se agota.